FLORIDA. El mundo también sabrá dónde está este municipio del norte de la Isla.

Montoyo ya se encargó, al menos, de elevar las emociones y el orgullo  en Florida al ser nombrado dirigente de los Azulejos de Toronto en las Grandes Ligas. Será el cuarto boricua dirigente  en propiedad en las Mayores y el tercero nacido y criado en Borinquen.

“Hay alegría, y hasta furor. Ellos (los florideños) parecen que son familia de todos nosotros. Han venido a visitarnos aquí muchas personas. Cuando pasamos por la plaza, por el supermercado, todo el mundo nos saluda. Es una alegría colectiva, como si Charlie fuera el hijo de cada uno de ellos”, dijo su señora madre, Nydia Díaz.

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A raíz del nombramiento, Primera Hora visitó a Florida ayer para conocer de dónde viene de Montoyo, y fue recibido por los padres del ahora dirigente, quienes viven cerca del pueblo, luego de haber criado a Charlie y a sus tres hermanos en el  casco urbano, a pasos del parque de pelota.

Desde la cuna, Charlie tuvo bates y bolas para entretenerse. Ahí se los colocaba su padre, don Félix Montoyo, exjugador del equipo de Clase A de Florida, quien le regaló a su hijo su primer guante real a la edad de 5 años y quien jugaba ‘pepper’ con Charlie en el parque del pueblo, contó doña Nydia.

“El amor por el béisbol de Charlie es por su padre”, dijo doña Nydia.

Don Félix fue jugador de Florida con el equipo que ganó el campeonato nacional de Clase A en el 1966 (Florida pertenecía entonces a Barceloneta, antes de fundarse como municipio en  el 1971). 

Segunda base y jardinero derecho, don Félix fue compañero de equipo del legendario lanzador Sandalio Quiñones, así como del lanzador y primera base Julio Mercado.

Ese equipo jugó, como premio, en Nueva York, por la Copa Schaefer, ante equipos de las Ligas Hispanas (datos informados por los historiadores Pedro Carlos Lugo, Jun Juarbe y Luis Rivera Toledo).

De esa experiencia, don Félix contó que hasta jugó en la casa que construyó Babe Ruth.

“Jugamos en el Yankee Stadium, antes de un juego entre Cleveland y los Yankees. En el banco estaba (viendo el juego) Joe Pepitone, relajando con Mickey Mantle, dos estrellas de esa índole. Yo estaba jugando en el central y se me pegó una bola. Pasamos cerca de ellos y Pepitone le decía a Mantle que más valía que se fuera a jugar el central. Y Mantle le dijo que él iba a primera base y que yo fuera al central”.

Charlie Montoyo jugó en el torneo Doble A isleño desde los 15 años. Luego jugó a nivel colegial en Lousiana Tech y sucesivamente jugó a nivel profesional en las Grandes Ligas y Puerto Rico. (vanessa.serra@gfrmedia.com)
Charlie Montoyo jugó en el torneo Doble A isleño desde los 15 años. Luego jugó a nivel colegial en Lousiana Tech y sucesivamente jugó a nivel profesional en las Grandes Ligas y Puerto Rico. (vanessa.serra@gfrmedia.com)

Mantle es considerado de los jardineros centrales más completos de todos los tiempos en las Grandes Ligas.

Charlie también tuvo tres tíos de parte de su padre que jugaron béisbol: Ismael, Efraín y Norberto. Este último murió en Vietnam, pero antes dejó  huellas, y con su nombre fue bautizado el parque del pueblo en donde Charlie aprendió a jugar.

Como dato importante, Charlie  Montoyo jugó Doble A desde los 15 años con el equipo de Florida y  fue campeón nacional con los Titanes en el 1982, en su tercera temporada con el equipo. Le llamaban El Niño de Oro.

El ahora dirigente de los Azulejos también tiene sangre beisbolera por doña Nydia, que jugó sóftbol escolar.  

“Por ahí tengo una foto mía bateando con falda”, destacó.

Dos tíos de Charlie de parte de madre fueron apoderados de equipos. Está José Diego, quien fue apoderado de los Industriales de Barceloneta, quienes ganaron varios cetros de la Coliceba bajo su mandato. Y el otro lo es Juan Ramón, quien fue apoderado de los Titanes de Florida en la Doble A. Un tercero, el fenecido Francisco, fue líder recreativo en Toa Baja.

Más aún, la unión de 57 años de sus padres comenzó por el béisbol, en el parque del pueblo, del que doña Nydia tenía vistas desde la ventana de su casa.

“Me pasaba mirando por la ventana. Mi madre me preguntaba ¿qué hacía tanto tiempo mirando? Yo le contestaba que me gustaba la pelota. Mentira. Era que me gustaba el segunda base (don Félix)”, dijo doña Nydia, de 73 años.

Al respecto, don Félix, de 83 años, agregó: “jugaba segunda, pero pasé al right porque quedaba más cerca de la ventana”.

De ahí, en ese pueblo con tradición beisbolera, de esa familia criada en la pelota, es que sale Charlie, el hijo, florideño, pelotero, padre y dirigente.

Es, por lo tanto, la razón que Florida y los Montoyo Díaz celebran en grande a su hijo, que ya tiene una calle a su nombre en el municipio.