Si no fue exactamente una redención para Clayton Kershaw, seguro que lo fue para los Dodgers de Los Ángeles.

Quizás para Dave Roberts también, aunque el jurado estará deliberando sobre el dirigente de los Dodgers hasta el momento en que su equipo finalmente levante un trofeo de la Serie Mundial.

Los Dodgers no solo ganaron el quinto juego el domingo por la noche para acercarse a un juego de hacer precisamente eso. También recuperaron el aura que fácilmente podría habérseles perdido tras la desmoralizante derrota de la noche anterior.

Lo hicieron al sacudirse el efecto de quedar tendidos en el terreno unas horas antes, tras una reacción brutal de Tampa, que podría haber destruido a equipos más débiles. Lo hicieron sacando lo suficiente de un lanzador a cuyo resumé del Salón de la Fama le falta solo una cosa: un anillo de Serie Mundial.

Relacionadas

Y lo hicieron apoyados en los movimientos de ajedrez de un mánager que pone nerviosos a los fanáticos de los Dodgers cada vez que se dirige al montículo.

“No puedo dejarme atrapar por las reacciones de los fanáticos a las decisiones que tomo”, dijo Roberts. “Quería que mi talento estuviera ahí y me hicieron lucir bien esta noche”.

Una noche después de que Kenley Jansen desperdició un salvamento en la novena entrada en un final salvaje, Kershaw mantuvo a los Dodgers cerca en la sexta entrada, y esta vez Roberts presionó todos los botones correctos. Sacó a su abridor cuando Kershaw no estaba en problemas, trajo una serie de relevistas que hicieron su trabajo y, quizás lo más importante, dejó a Jansen sentado en el bullpen en la novena entrada.

Los Dodgers también anotaron dos veces en la primera entrada, demostrando que pueden recuperarse de lo que sucedió la noche anterior así como pueden batear.

El resultado final fue una victoria 4-2 cerrada por Blake Treinen que movió a los Dodgers a una victoria del título de la Serie Mundial que los ha eludido desde que Ronald Reagan fue presidente.

“Es muy emocionante, pero al mismo tiempo, tenemos que ganar un juego más”, dijo Kershaw. “Tenemos que ganar uno más”.

Tendrán dos oportunidades para hacerlo, aunque nadie en el Dodger Blue quiere tener nada que ver con el séptimo juego de esta Serie Mundial. Roberts dijo que se estaba inclinando hacia el abridor Tony Gonsolin para el sexto juego, algo que puede hacer sabiendo que tiene al as Walker Buehler en reserva para un séptimo juego, si es necesario.

Pero si todo se veía color de rosa el domingo por la noche en Texas, seguro que no menos de 24 horas antes no fue así, cuando Jansen no pudo tirar el último strike, y los Dodgers cometieron dos errores en la última jugada para que los Rays lo aprovecharan y terminaran unos encima de otros celebrando un improbable triunfo.

Resulta que las memorias recientes son tan importantes como los grandes éxitos. Max Muncy tuvo ambas cosas en una noche en la que su contribución más importante no fue el jonrón que disparó para poner la pizarra 4-2, sino su ojo agudo al ver a Manuel Margot despegar desde la tercera base e intentar robarse el ‘home’ con dos outs en el cuarto.

Muncy le gritó a Kershaw, quien se bajó de la goma y tiró al plato para cortar a Margot en lo que resultó ser la última amenaza de los Rays.

“Afortunadamente, tuve la suerte de ver a uno o dos tipos en el pasado intentar algo así con él, por lo que es una de esas cosas en las que sabes que tiene una pausa larga cuando hace su movimiento”, dijo Muncy. “Tienes que ser consciente de ello. Kersh ha estado haciendo eso durante mucho tiempo, así que afortunadamente supo qué hacer cuando corrí gritándole, diciéndole ‘Guy se va para el home’. No entró en pánico. Hizo lo que se suponía que debía hacer”.

El jonrón de Muncy llegó en la siguiente entrada, y ese fue el final del marcador. Roberts sacó a Kershaw después de solo dos lanzamientos, que valieron para dos outs en el sexto, lo que provocó abucheos de los fanáticos de los Dodgers que asistieron y la incredulidad del tercera base Justin Turner, quien le suplicó a Roberts que lo dejara adentro.

Pero Kershaw, cuyas luchas en postemporada están bien documentadas, había batallado toda la noche. Y antes de que comenzara la entrada, él y Roberts acordaron que solo enfrentaría a dos bateadores más antes de que Dustin May lo relevara.

“No tenía mis cosas como las que tenía en el primer juego”, dijo Kershaw. “Mi slider no estaba tan bien como antes, así que fui afortunado de llegar hasta allí. Doc y yo hablamos de eso después de la entrada y el plan es que iba a llegar hasta Lowe, aunque solo fueron dos lanzamientos. Así de aferrado al plan de juego”.

Y esta vez la noche del domingo, el plan funcionó, para alivio de los ruidosos fanáticos de los Dodgers que hicieron que Globe Life Field de Texas pareciera al menos un poco como en casa en Los Angeles. Los Dodgers están ahora al borde de su primer título de Serie Mundial desde 1988, el año del famoso jonrón de Kirk Gibson.

Una victoria más y la redención estará completa, luego de sus más recientes fracasos en Series Mundiales, ante los Astros de Houston en siete juegos en 2017, y ante los Red Sox de Boston en cinco partidos en 2018.