En los días que se viven actualmente en las Grandes Ligas, con incertidumbre en torno a si se podrá jugar en el 2020 la temporada que debía haber comenzado el pasado 26 de marzo, los directivos del béisbol y de la Asociación de Jugadores podrían mirar atrás a un cuarto de siglo para conseguir una idea sobre cómo reorganizar la campaña si esta logra ser salvada.

Deben mirar exactamente a un día como hoy, el 2 de abril 1995, fecha en la que la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas le puso fin a una huelga que comenzó el 12 de agosto de 1994 y que entre otras cosas forzó la cancelación de la Serie Mundial, algo que entonces no sucedía desde el 1904.

Los Expos, que contaban con Pedro Martínez en el 1994, eran líderes de triunfos en el béisbol y lucían bien encaminados a su posible primera Serie Mundial, algo que no se concretó al cancelarse dicho clásico debido a la huelga.
Los Expos, que contaban con Pedro Martínez en el 1994, eran líderes de triunfos en el béisbol y lucían bien encaminados a su posible primera Serie Mundial, algo que no se concretó al cancelarse dicho clásico debido a la huelga. (KEVIN FRAYER)

Fueron 232 días de tensas negociaciones que dejaron una mancha perjudicial en la imagen del deporte. Ambos lados se aferraban a sus respectivos intereses, mientras se perdían millones de dólares en ingresos. Los fanáticos, entre tanto, reprochaban los reclamos de los peloteros al catalogarlos de avaros.

La Junta Nacional de Relaciones Laborales solicitó un requerimiento ante un juez para que se restablecieran las condiciones económicas existentes antes de que comenzara el paro. La Asociación, por su parte, indicó que estaba dispuesta a terminar la huelga y regresar al terreno de juego si la petición era concedida.

La juez de Nueva York, Sonia Sotomayor, escuchó los argumentos. En menos de 15 minutos de iniciada la vista, le dio paso a la petición. El béisbol estaría de vuelta a pesar de que no existía un acuerdo entre las partes para firmar un nuevo convenio colectivo.

Enseguida, comenzaron a trazar la ruta para abrir nuevamente los portones de los parques para la celebración de una primavera abreviada para luego comenzar la temporada regular el 24 de abril.

La situación provocó alteraciones. Los campos de entrenamientos se llevaron a cabo y atrasó 23 días el inicio de la fase regular. El calendario fue acortado de 162 a 144 partidos, algo que podría repetirse en el 2020 debido a que el béisbol organizado permanece detenido por la pandemia del coronavirus. Originalmente, debió arrancar el pasado 26 de marzo, pero se ha determinado que las Grandes Ligas permanecerá en pausa, posiblemente, hasta junio o julio cuando se supone que se lleve a cabo el Juego de Estrellas en Los Ángeles.

Una vez MLB determine las fechas para retomar las actividades con miras a la temporada 2020, los peloteros necesitarían dos o tres semanas para recuperar el ritmo que llevaban previo a la interrupción. Las soluciones que se adoptaron hace 25 años son los planes de acción que solucionarían el nuevo dilema.

Lucha con causa

La huelga tuvo unos efectos funestos. Tanto los peloteros como los dueños de las franquicias experimentaron cuantiosas pérdidas económicas. Quienes más sufrieron fueron aquellos jugadores que estaban a un paso de llegar a las Mayores.

Ese fue el caso de Yamil Benítez, quien a pesar de que estaba en el roster de 40 jugadores de los extintos Expos de Montreal (actuales Nationals de Washington), pero aún no gozaba del salario de un Grandes Ligas.

“Fue un proceso duro porque había tenido una buena temporada en las menores y me encontraba esperando esa llamada para subir”, recordó Benítez. “Fue muchísimo más duro porque en las menores no se hace una vida económicamente y se complican las cosas cuando uno está meses sin recibir ese cheque”, agregó.

Benítez señaló que, incluso, la situación afectó a aquellos peloteros que tenían millonarios acuerdos.

“Como quiera se sentía porque estaban acostumbrados un costo de vida que de la única manera que se puede suplir es trabajando. Había muchos que económicamente estaban en una posición que la entrada dejaba de fluir, pero los gastos eran los mismo”, dijo.

Benítez, sin embargo, reconoció la validez de los reclamos y los apoyó incondicionalmente.

“Tenemos que darle gracias lo que se sacrificaron. Después de la huelga hemos visto cosas espectaculares para los jugadores de Grandes Ligas. Fue complicado porque hubo un por ciento considerable de jugadores que no sabíamos al detalle lo que estaba pasando y cuáles eran las conversaciones que se estaban dando. Cada dos o tres días venía uno de los directores de la Asociación para explicar por dónde iban y empezamos a entender. Fue un proceso largo y tedioso porque llegó enero y no se veía luz al final del túnel”, compartió Benítez.

MLB recurrió al reclutamiento de jugadores suplentes para torcer el brazo del liderato de la Asociación. De hecho, la decisión de Sotomayor enseguida frenó esa intención.

“Nos mantuvimos en nuestra posición y afortunadamente no se habló de romper huelga ni algo por el estilo”, afirmó. “El sacrifico se hizo en ese paro de 1994 fue duro, difícil para la fanaticada entender, pero había cosas que estaban pasando que no eran para el bienestar de los peloteros”.

Aspiraciones tronchadas

Los Expos terminaron la temporada 1994 con balance de 74-40, el mejor en las Mayores con serias aspiraciones a llegar hasta el Clásico de Otoño. Eso no ocurrió.

“Cuatro de los equipos de los Expos en distintos niveles iban a clasificar para sus respectivas postemporadas. La organización siempre tenía buena calidad de peloteros en las menores. Iba a ser un año espectacular porque los Expos tenían buenas oportunidades de llegar a la Serie Mundial. Después, desafortunadamente, jugadores como Larry Walker y Marquis Grissom se fueron. El equipo fue desmantelado poco a poco”, recordó Benítez, quien en 1995 participó en 14 partidos de los Expos.

Plan alterno

La huelga provocó que peloteros buscaran refugio en las distintas ligas profesionales caribeñas. Figuras como Carlos Baerga, Roberto Alomar, Juan ‘Igor’ González, Bernie Williams y Edgar Martínez, entre otros, optaron por participar en el torneo puertorriqueño.

Eso fue el pie forzado para la creación del ‘Dream Team’ boricua que ganó la Serie del Caribe de 1995 en el Estadio Hiram Bithorn ante otros países que también estaban repletos de peloteros de las Grandes Ligas.

“Fue una bendición poder haber jugado en la liga de Puerto Rico porque nos representó un alivio económico, particularmente los que no teníamos grandes contratos en lo que se estabilizaba la situación”, sostuvo Benítez.

El paro marcó un momento histórico en el deporte y Benítez no vislumbra que se repetirá. Recientes acuerdos tomados en el marco de la suspensión del actual torneo dan fe de ello.

“Cuando uno mira que en menos de dos semanas llegaron a unos acuerdos que la gente pensó nunca se iban a dar. Además de que los peloteros ahora están más involucrados a los temas de la Asociación. Las comunicaciones entre ambos bandos han mejorado demasiado para que vuelva a suceder algo así”, concluyó.