Para uno de los principales hípicos y más respetados conocedoresdel deporte en Puerto Rico, el éxito que han tenido los hermanos Irad y José Luis Ortiz no tiene precedentes en la hípica de Norteamérica.

Quien habla así es Norman H. Dávila, el legendario narrador de las carreras en Camarero que vio crecer a los Ortiz en los predios del hipódromo y que les ha visto plantar bandera en los circuitos de Estados Unidos.

“Lo que ha hecho, a la edad que lo han hecho, no lo ha hecho nadie en la historia de ese hipismo grande de Estados Unidos”, dijo Dávila.

A los 27 y 26 años de Irad y José Luis, respectivamente, los hermanos llevan dos años corridos quedando primero y segundo en las estadísticas de victorias y dinero producido por sus montas en Estados Unidos. Y llegan hasta cinco los años consecutivos quedando entre los mejores cinco de cada estadística.

Cada uno suma un premio Eclipse, que le reconoce como el jinete más destacado de la hípica de Estados Unidos. José Luis ganó el suyo a los 24 años en el 2017, mientras que Irad se le unió en el 2018 a los 26 años. Irad va por su segundo galardón en el 2019.

Irad suma 2,423 victorias y $178,586.047 en premios a los 27 años. José, a sus 26, acumula 1,963 triunfos y $154,304.209 en ganancias.

Para poner en perspectivas esos número, el destacado jinete venezolano Javier Castellano, que dominó la hípica de Estados Unidos en la pasada década, no tiene estadísticas comparables con los Ortiz cuando tenía 27 años. De 43 años, Castellanos ganó cuatro premios Eclipse corridos entre el 2012 y el 2016 y está exaltado al Salón de la Fama.

A los 27 años, Castellanos había acumulado 1,573 victorias y $54,034,404, muy por debajo de los Ortiz. Hay que aclarar, para beneficio de Castellanos, que los Ortiz comenzaron a montar en una época en que los premios son mayores que cuando Castellanos debutó  (1997) en Estados Unidos.

En otra comparable, el miembro del Salón de la Fama, el carolinense John Velázquez, ganó su primero de dos premios Eclipse a los 33 años. Los Ortiz ya suma uno cada uno antes de llegar a los 28 años.

Otro dato que Dávila mencionó entre los más destacados de los hermanos es su consistencia a tan temprana edad.

“De aprendiz son muchos los jinetes que han descollado. Pero después, como jinete de primera, mantenerse y mantenerse arriba, por los años en que ellos lo han hecho, es una cosa que pienso que nadie lo ha hecho en ese hipismo”, dijo.

Dávila resaltó además, en el éxito de los Ortiz, el referente que los hermanos tenía que su abuelo y padre hípico, sobre todo su abuelo Irad, a quien describió como un buen jinete en su época y quien dijo que fue la persona que encaminó a sus nietos al hipismo desde temprana edad.

“Me dicen que a los 12 años ya ellos tenían esa inclinación por el hipismo que le venía por la familia. Su abuelo se los llevaba a Nueva York, en donde trabaja desde hace mucho tiempo, y los familiarizó con ese ambiente, conocieron a todos los principales personajes  allá, y todo eso fue un factor importante a la hora de ellos caer allá, en ese hipismo”, dijo.