NUEVA YORK. Durante una pausa en una práctica, dos días antes de que comience la defensa de su título del Abierto de Estados Unidos, Novak Djokovic se quitó un zapato azul y una media blanca, para que un kinesiólogo pudiera examinar su pie derecho. Poco después, la revisión se repitió.

Y hacia el final de la sesión sabatina de entrenamiento en el estadio Louis Armstrong, junto al japonés Kei Nishikori, Djokovic frenó una carrera, lo que le impidió alcanzar una pelota. Levantó el pie derecho del piso y dio varios saltos sobre el izquierdo, con una mueca de dolor. No es nada de cuidado, comentó el serbio después, en una conferencia de prensa previa al certamen. Son sólo ampollas.

“Una cosa menor”, recalcó. “A cualquiera le pasa... No es algo grave que genere preocupación para el torneo”.

El último certamen del Grand Slam en el año comienza el lunes. Durante la sesión vespertina, Djokovic aparecerá en el Estadio Arthur Ashe, para enfrentar a Roberto Carballes Baena, español de 26 años, cuya mejor ubicación de por vida en el ranking ha sido el 72do puesto.

Caballes Baena tiene una foja de 43-50 en su carrera. Ello incluye un récord de 2-7 en torneos major y uno de 1-1 en Flushing Meadows, donde debutó hace un año y cayó en la segunda ronda.

Djokovic, en contraste, ha ganado 33 de sus últimos 34 partidos en las grandes citas, para apoderarse de cuatro de los cinco títulos más recientes en el Grand Slam. Ello ha permitido que el serbio de 32 años eleve a 16 su cosecha de trofeos en majors, colocándose a dos del español Rafael Nadal y a cuatro de Roger Federer, el máximo ganador en la historia. Y Djokovic reconoce que le gustaría alcanzar al español y al suizo.

“Todo más o menos se reduce a los torneos del Grand Slam, en términos de cómo veo el tenis y cuál es mi estrategia, porque estos torneos son los más importantes”, indicó. “Así que definitivamente trato de jugar mi mejor tenis en estos torneos”.

Muchos atribuyen el éxito de Djokovic a su capacidad para devolver saques, a su temple o a su talento para responder en los momentos importantes, tal como ocurrió el mes pasado, cuando se salvó de dos match points y superó a Federer en un tiebreaker del quinto set en la final de Wimbledon. Pero hay algo más que representaría la mayor cualidad del astro balcánico.

Es su manera de cubrir terreno en la cancha. Y por eso resulta importante el estado de ese pie derecho. La movilidad, dijo Djokovic el sábado, “es la base de todo”, es “lo más importante”.