Eran las tres de la tarde y el sonido seco de los golpes en la pera y en el saco era el mayor aviso de que la fábrica de boxeadores estaba en plena producción en el gimnasio Félix Pagán Pintor, en Cataño.

De repente, a cuenta gotas, comenzaron a llegar un sinnúmero de féminas a practicar el llamado deporte de las narices chatas. 

Al gimnasio se personaron cerca de 30 jóvenes -entre las edades de 7 y 30 años- que representan parte de la crema de la Federación Puertorriqueña de Boxeo Aficionado. Las participantes llegaron de diversas partes de la Isla y de clubes.

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Llegaban con bulto en mano llenas de entusiasmo para participar en otra sesión de entrenamiento.

Una de las más emocionada era la niña Sophia Martínez. Con tan solo nueve años, Martínez es una de las púgiles más disciplinadas que entrena semanalmente en el gimnasio de Bairoa de Caguas. No llegó sola. Cuenta con la bendición de su progenitora para practicar este deporte.

“A ella le gusta el boxeo. No falta al gimnasio, entrena todos los días y aprende rápido. Le gusta mucho seguir a su hermano (Michael Guillén ) y a (Vasyl) Lomachenko”, aseguró su madre Katia Bermúdez San Martín.

 Al igual que Martínez, hay una gran cantidad de jóvenes que se levantan temprano en la mañana para realizar una carrera matutina antes de cumplir con sus responsabilidades diarias sea en la escuela, universidad o lugar de empleo. Posteriormente, asisten al gimnasio para entrenar en la tarde. 

 El boxeo femenino ha visto un incremento sustancial en comparación a la cantidad de jóvenes que practicaban el deporte hace aproximadamente 10 años. 

Datos suministrados por la Federación apuntan que la cifra, actualmente, asciende a 100 féminas en distintas partes del país. Esta cifra no incluye a las púgiles que entrenan en clubes privados, que no están afiliados a la Federación, dijo el líder federativo, José ‘Chicky’ Laureano, a Primera Hora.

Hace una década, Laureano dijo que la cifra oscilaba entre cinco y diez, según su mejor recuerdo, ya que no hay datos oficiales. 

“En el último año hemos visto un gran incremento de mujeres en el boxeo por Amanda Serrano”, dijo Laureano en referencia a la boxeadora profesional y cinco veces campeón mundial. 

“Sus logros y su presencia en las carteleras de Puerto Rico han propiciado que más féminas se acerquen al deporte. También hemos establecido por escrito que todos los eventos de la Federación son para ambas ramas. Eso era algo que no sucedía antes y muchas veces las boxeadoras no nos llegaban”, dijo Laureano.

 El boxeo femenino comenzó como disciplina aprobada por el Comité Olímpico Internacional (COI) en los Juegos Panamericanos realizados en Guadalajara 2011 y desde el 2012 en Londres ha sido parte de los Juegos Olímpicos.

 Y Puerto Rico ha tenido representación en los Juegos Centroamericanos y Panamericanos con Kiria Tapia como la principal exponente.

 ¿ Cómo eligieron el boxeo?

El amor por el boxeo en algunas de las jóvenes se dio a primera vista, en una visita al gimnasio con su padre, un hermano o un primo. En otros casos, nació por el deseo de mejorar su apariencia física.

 “Comencé a boxear a los ocho años porque mi padre era boxeador y un día me dijo: ‘oye, Rose, ¿qué tu crees si un día haces lo que yo fui?’ Rápido le dije que iba a ver si me gustaba y, cuando comencé, me gustó. Vi que era ágil. Me gustó por él, porque él es mi admiración”, manifestó Rose Matos Cruz, una enfermera de 26 años, que junto a su hermana Angelie integran un binomio bautizado como “las muñecas de piedra”.

 Por su parte, Marcell de la Cruz Gil se topó con el boxeo a su entrada en la Escuela de los Deportes de Carolina. Una vez comenzó a entrenar se enamoró de esta disciplina.

 “Cuando entré a la escuela, practiqué varios deportes. Me gustan todos los deportes. Practiqué natación y voleibol. Me gusta el baloncesto y pelota, pero en la escuela no había equipos de nenas. Entré al boxeo y decidí no salir. Me gusta porque te dan atención propia. Están conmigo todo el tiempo”, explicó De la Cruz, de 16 años y quien lleva tres años de lleno en el boxeo.

 Club en Naguabo 

 Desde el 2010, Amador Rosario se ha dedicado a entrenar a mujeres con el único fin de que el boxeo femenino tome vuelo.

“Comencé una escuela cuando no había muchas boxeadoras. Me inicié en el boxeo femenino por Canito Marrero porque fui a Monte Hatillo y vi a Kiria Tapia. Comencé con cinco muchachas en el club municipal de Naguabo. Ahora tengo 17 y vamos a hacer la primera cartelera de boxeo femenino el 19 de agosto”, afirmó Rosario con una sonrisa.

El naguabeño está convencido en que las futuras medallas de Puerto Rico en los Juegos Olímpicos están en el boxeo femenino dada a la diversidad de herramientas que tienen las jóvenes puertorriqueñas.

El boxeo es la disciplina que más medallas le ha dado a PuertoRico en las Olimpiadas con seis preseas de un total de nueve. 

 “Tenemos un boxeo de esgrima, que es dar y que no te den. También tenemos otras boxeadoras que van siempre para adelante. Tenemos los dos tipos de estilos, las que boxean fino y las que son fajadoras. Nuestro futuras medallas están en el boxeo femenino. Siempre lo he pensado así. Ese es nuestro norte”, prosiguió Rosario.

 De igual manera se expresó la árbitro y juez Marta Rivera. 

“Tenemos muy buena calidad de boxeadoras. Aquí, en cada rincón de cada pueblo, hay unas nenas que son excelentes. De que hay que sacarlas, hay que sacarlas a pelear. Hay nenas muy buenas y hay que darle la oportunidad”, expresó Rivera.

 Se batalla con el estereotipo

 A medida que pasa el tiempo y Serrano continúa cosechando sus frutos en el boxeo rentado, hay mayor apertura para que las mujeres practiquen el boxeo. No existe la presión social de hace 15 años, aunque siempre hay voces que señalan que el boxeo es un deporte muy violento y que las féminas no deberían practicarlo. 

 “La sentí en algún tiempo. Pero como el boxeo femenino es algo que está en desarrollo y muchas jóvenes lo practican, pues ya se ve como algo normal. En un momento había mucha resistencia”, dijo Rose Matos Cruz.

A pesar de ello, todavía hay mucho por hacer. Aún se escuchan casos de niñas y jóvenes que reciben burlas de sus pares por haber decidido practicar un deporte considerado que solo debe ser para el género masculino. La madre de la púgil vegabajeña Nimzay Sierra Cordero puede dar fe de eso al hablar del caso de su hija. “En la escuela la juzgan por ser boxeadora. Lloraba mucho”, contó Jasmine Cordero, madre de la boxeadora. 

“Después me empezó a ayudar el director de su escuela. Luego conoció aun muchacho en Morovis, que le dicen Topi. Un día él la vio ganar en una de las cartelera y le escribió: ‘felicidades, campeona’. Fue el primer nene que la trata de campeona. Eso fue hace seis meses y al día de hoy sigue brindándole mucho apoyo”, continuó.

 Por un momento, la adolescente de 15 años pensó en quitarse del boxeo, pero no sucedió. Y más adelante se convirtió en medallista de oro en los Juegos Escolares y los Juegos de Puerto Rico. 

 “Cuando ella pensó en dejarlo, él (Topi) le dijo que no tenía que hacerlo. Le cuestionó por qué iba a dejar algo que tanto le gusta por complacer a la gente. Ella le dijo: ‘con mis amigos en la escuela, no es fácil’. Entonces, le dijo: ‘si tus amigos en la escuela te cuestionan, pues entonces no son tus amigos’. Fue la persona que ayudó a que lo entendiera”, dijo Cordero.

El boxeo, según Cordero, le ha ayudado en el desarrollo del carácter de su hija.

“Mi nena era una niña tímida y callada. Ahora es una nena segura. Tu la ves más contenta y aconseja más a sus compañeros, a pesar de que antes la señalaban y la juzgaban. Es una persona más abierta con la comunicación. El boxeo rompió muchas cosas. Ellas crecen muchísimo psicológicamente cuando lo practican porque rompen muchas barreras. Aprendió que puede superarlo todo”, sostuvo Cordero.