LIMA, PERÚ. Un grupo de peruanas con caras de haber jugado softbol escucharon el himno de Puerto Rico previo al partido semifinal de las boricuas en estos Panamericanos y lo celebraron a su fin como su fuera suyo.

El por qué a su simpatía con ‘La Borinqueña’ es una historia nostálgica y de orgullo para Puerto Rico, su talento y calor humano.

“Hace 30 años fuimos a Guaynabo, a jugar en el Donna Terry”, recordó Rosa Ruiz sobre el pueblo y estadio con tradición de softbol en la Isla. “Y fue una experiencia maravillosa”.

Ruiz es una leyenda del softbol peruano, que tuvo su mejor época en los 80. Fue de coach a Puerto Rico junto a Marilú Torres y llevaron a un grupo de niñas para foguear y tener un intercambio cultural con la Isla.

“Nos recibió el señor Pedro López”, continuó recordando Ruiz al entonces presidente de la Federación de Softbol de Puerto Rico.

”Allí también estaba Cheche (José Sánchez) y Betty Segarra”, agregó Ruiz.

Sánchez fue luego el entrenador del tres veces campeón mundial Iván Calderón y ahora entrenador del gimnasio de boxeo Wilfredo Gómez, localizado justo a un costado del Donna Terry.

Segarra es una de las leyendas del softbol boricua. Abanderada panamericana de Puerto Rico y miembro del Salón de la Fama del Softbol y del Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño.

“Y el señor Pedro López nos marcó la vida. Marcó la vida del softbol peruano, que todavía se mantiene. Nos marcó para toda la vida”, apunto Ruiz.

Perú tiene una base de softbol de niñas que está creciendo. Su equipo representativo en los Juegos Panamericanos tiene mucha influencia japonesa, que tiene una colonia grande en este país.

De hecho, la actual presidenta de la Federación de Softbol Peruano, Vanessa Endo, es de ascendencia japonesa y fue una de las jugadoras que visitó a Puerto Rico para el intercambio cultural con Ruiz y Torres. Otra jugadora que asistió a ese intercambio fue Marlene Ota, así como Patricia Saenz y Aleja Vilches.

El intercambio boricua-peruano se transfirió a Perú un año luego con despedidas y recibimientos también nostálgicos, recordó Torres.

“Cuando nos fueron a despedir en el aeropuerto, las chicas nos canataron En Mi Viejo San Juan’’ . Y cuando las recibimos en Perú, las chicas nuestras las recibieron catándole ‘En Mi Viejo San Juan’. Y comenzaron a llorar todas”, recordó Torres.

“Hicimos una amitad muy bonita”, puntualizó.

El softbol boricua está nuevamente encima de la ola gracias  ala mezcla de jugadora nativas y de ascedencia boricua.

El de Perú, que por fin tiene unos parques adecuados por herencia de los Panamericanos, lucha por mantenerse, usando la influencia de los inmigrantes, como cubanos y venezolanos, y sacando talento de los barrios de sus conos, como le llaman aquí a cada extremo sur y norte de Lima.

“Ha crecido el sóftbol. Hay una base. Y antes no teníamos un campo. Ahora es una realidad”, dijo Ruiz.