El 2016 será recordado en Puerto Rico por la eternidad como el año en que finalmente sonó La Borinqueña en unos Juegos Olímpicos.

Quizás no estaba en el libreto, pero la tenista Mónica Puig Marchán se encargó de darle a Puerto Rico ese 13 de agosto de 2016 una memoria que nunca se borrará. Fue uno de esos días en que cada puertorriqueño recordará qué estaba haciendo cuando Puig ganó la primera medalla de oro olímpica en la historia de Puerto Rico. Millones de boricuas, tanto en Puerto Rico como en otros rincones del mundo, gritaron en unísono tan pronto Puig venció  a la alemana Angelique Kerber en la final de sencillos de Río 2016.

Por conseguir la gesta deportiva más grande en la historia de Puerto Rico, Puig fue seleccionada de manera unánime como Atleta del Año del deporte boricua por Primera Hora.

 Durante su última visita en la Isla, Puig se sentó con Primera Hora para recordar su 2016 y darle un vistazo al futuro. Al conocer la distinción que le otorgó este medio, la joven tenista  reaccionó con humildad.  

“Estoy bastante contenta, muy bendecida”, dijo Puig.  “Fue un año inolvidable, lleno de mucha alegría y muy especial”.

Pura magia

Cuando se le pide a Puig que use una palabra para describir el 2016, “mágico” es su elección.

“Fue mágico. Por todo lo que pasó. Había momentos altos y bajos, pero cuando estaba en esos momentos bajos, seguía positiva, creyendo en lo que podía hacer, y con esa fe de que las cosas podían mejorar. Y lo bueno salió. Así que también eso es un mensaje para Puerto Rico. Aunque estemos abajo, hay que seguir con ese positivismo, con esa pasión, y ya verán que algo bueno va a suceder. Siempre hay que tener una cara firme, bastante positiva y alegre”, afirmó.

La medalla de oro no fue lo único positivo para Puig en el 2016. Terminó su temporada en la Asociación de Tenis de Mujeres (WTA, por sus siglas en inglés) con récord de 51-25, el máximo total de victorias en una campaña en su carrera. Igualmente, alcanzó la posición más alta en el ranking,  número 27, en septiembre. El año lo cerrará en la posición número  32. 

 Todo eso se ha combinado para provocar  un cambio drástico en su vida. Ya es una de las caras más reconocidas en Puerto Rico, y con su cargada agenda diaria, entre entrenamientos y compromisos promocionales, apenas tiene tiempo para descanso. 

Pero Puig, de 23 años, se lo disfruta todo y no cambiaría nada. Disfruta a plenitud ser el centro de atención. 

“La medalla de oro me dio mucha seguridad. Me dio mucha tranquilidad de que lo que yo estaba haciendo, estaba bien”, relató Puig, quien confesó que tras ganar la histórica  presea  tuvo que aprender a lidiar con toda la presión adicional.  

“Es difícil acostumbrarse al principio. Hay muchas cosas que tienes que manejar, las presiones, la negatividad...  Yo voy por la vida aprendiendo, creciendo como persona, y estoy bastante contenta que tengo gente a mi alrededor que me quiere, y que quieren que yo sea exitosa”.

Feliz por su gente

Escuchar La Borinqueña en el podio olímpico fue su gran momento del año. Pero, de igual manera, Puig siempre atesorará las imágenes de la celebración del pueblo puertorriqueño esa noche del 13 de agosto, y la subsiguiente parada con el resto de la delegación boricua que participó de los Juegos de Río.

  “Me dijeron que  no había nada de crimen, que la gente tenía  esperanza,  alegría y fe. Eso significa más que una medalla de oro, porque  Puerto Rico es mi luz, es mi amor, es mi cariño, lo es todo para mí”, dijo Puig, a quien aún le brillan los ojos cuando recuerda ese mes de agosto.

“Y cuando llegué a Puerto Rico, me quedé en shock. Pero era muy lindo ver la gente que me recibió en el aeropuerto, la gente que estaba en las calles en la caravana en el ‘Choli’, fue bastante lindo. Fue una celebración de muchas cosas buenas”, expresó.

Lista para al 2017

Tras su enorme 2016, las expectativas ahora son enormes para el 2017. Y Puig ya tuvo una probadita del peso que conlleva ser una campeona olímpica, pues todos los ojos se posaron sobre ella para el Abierto de Estados Unidos en septiembre, su primer torneo después de Río. 

No obstante, fue eliminada en la primera ronda por la china Saisai Zheng, lo que fue catalogado por los especialistas del tenis como una gran sorpresa.

  Puig acepta que, con el tiempo, ha aprendido a lidiar mejor con el fracaso. 

“Uno siempre se pone un poco nerviosa por lo que pueda venir después de un año tan grande, y sé que ha habido muchos comentarios negativos, y no se preocupen que yo también los leo.  Me afectan, y me ponen muy triste, pero lo que más me importa son los comentarios positivos, los de esas personas que sin importar qué pase este año, van a estar ahí apoyándome. Siempre tengo ese miedito que algo malo va a pasar en cuanto a resultados,  pero estoy trabajando muy fuerte. Sé que con mucha paciencia y esfuerzo, las cosas se pueden lograr. Todavía soy joven, tengo mucho tiempo para aprovechar mi carrera. Pero nadie me puede quitar el premio de ser una medallista de oro olímpica”, afirmó.

El próximo gran paso para Puig será ganar uno de los cuatro Grand Slams del año. El primero será en enero, cuando se celebre el Abierto Australiano. 

“Estoy en la búsqueda de un Grand Slam, si se puede. Si no, hay muchos años para buscarlos. Por lo menos la medalla de oro es una vez cada cuatro años y ya la tengo, pero me gustaría conquistar un Grand Slam, seguir subiendo en el ranking, y ganar un torneo, o dos, o tres, lo que venga. Pero sé que  estaré trabajando muy fuerte, enfocadísima en mis metas. Voy a seguir hacia adelante, como siempre lo he hecho”.