Apodos deportivos que crearon leyendas
Algunos pasarían desapercibidos en discusiones si no fuese por los apodos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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José Ortiz, Luis de León, Iván Rodríguez, Juan González, George Herman Ruth, Jr., Charles Barkley, Wilfredo Benítez...
Todos estos deportistas probablemente pasarían desapercibidos en discusiones populares si no fuese por los apodos con los que fueron bautizados por sus ejecutorias en sus respectivos deportes.
Ortiz, uno de los mejores centros del baloncesto boricua, es conocido por el pueblo en general como “Piculín”, así también como “el Concord”, apodo con el que le bautizó el fenecido comentarista de baloncesto, Manuel Rivera Morales.
Mientras, el ex lanzador De León es reconocido por los amantes del béisbol por su apodo de “Mambo”; Rodríguez, receptor de los Nacionales de Washington, es conocido como “Pudge”, y el ex toletero de los Vigilantes de Texas, González, se ganó desde muy jovencito el peculiar apodo de “Igor”.
En fin, los apodos se han convertido en la herramienta principal de los narradores y comentaristas deportivos para destacar una cualidad de un deportista, realzar sus hazañas y crear imágenes imborrables en el imaginario popular.
Precisamente, Rivera Morales es recordado tanto por la pasión que impartía en sus narraciones y comentarios, como por los inventivos apodos que creaba para los baloncelistas.
Según recordó su ex compañero en transmisiones de radio y televisión de partidos de Baloncesto Superior, Jorge Francisco “Paquito” Rodríguez, Rivera Morales se inspiraba de todo lo que lo rodeaba.
“Manuel se dejaba llevar por lo que estaba ocurriendo en la cancha, o por gestos o rasgos físicos y atléticos de un jugador”, explicó Rodríguez sobre el arte que tenía “el Olímpico” para bautizar con apodos a los atletas.
Rodríguez recordó el caso del ex canastero de los Vaqueros de Bayamón, Mariano “Tito” Ortiz, y cómo Rivera Morales utilizó un hecho noticioso de la época para ponerle un apodo.
“A (Mariano) “Tito” Ortiz él le puso el apodo de “Gemini 4”, pues en esa época se dio la competencia entre Rusia y Estados Unidos para lanzar cápsulas tripuladas y colocarlos en órbita. Y debido al gran brinco que tenía ‘Tito’, le puso ese apodo”, resaltó Rodríguez.
En el caso de “Piculín” Ortiz, sucedió algo similar.
“A “Piculín” lo apodó “el Concord” (el primer avión de transporte de pasajeros supersónico) por la forma del avión. En el caso de Wesley “Wes” Correa, sus movimientos eran como un acertijo. Al ser un jugador de seis pies, siete pulgadas, él decía “¡Wes!” cuando se movía para un lado, y “¡Wes!” cuando se movía para el otro, y el público lo apoyaba y se le unían”, enfatizó Rodríguez.
El voleibol puertorriqueño también tiene a su “bautista” de los apodos en la figura del ex voleibolista yaucano, Julio “Buyín” Camacho, quien creó apodos para toda una generación de jugadores. Y según reconoció el también comentarista y periodista, la costumbre la adquirió en su natal Yauco.
“En mi época, Yauco era un pueblo en el que todo el mundo tenía un apodo. Que si “Pipote”, que si “Cañón”, etc. La gran mayoría de los voleibolistas de Yauco en la década de los 40 y 50 tenían un apodo. Al mudarme a San Juan, y ya con la experiencia de jugador y con la oportunidad de comenzar a escribir, ya yo estaba influenciado”, sostuvo Camacho a Primera Hora.
Al igual que Rivera Morales, Camacho recibe su inspiración de su entorno en las canchas, al igual que observando a los jugadores. También se vale da datos biográficos, como el lugar de procedencia.
Uno de los apodos más recordados de los que ha puesto Camacho es el que le adjudicó al ex acomodador nacional, Enrique “Papolito” López: el “King Crab Zambo”.
“Le puse el “King Crab Zambo” porque él es sambo y por su físico, y si lo acuestas parece un King Crab caminando por la arena, con las patas zambas. Yo creo que, al menos en el voleibol, yo creé lo de los apodos para los jugadores”, dijo Camacho.
Figuras legendarias del voleibol como Ricky Amon (“el Concorde”), Javier Gaspar (“el Rey” y “Rey Mago”), Hiram Padilla (“Avioneta”), Keno Gándara (“el Gaucho de Ocean Park”), Oswald “Ossie” Antonetti (“el Halcón de Monte Bello”) y Eva Cruz (“la Diosa de Ébano”) cautivaron la imaginación del público gracias a los sobrenombres que les adjudicó el profesor.
A nivel internacional también hay apodos muy famosos. Es el caso del fenecido pelotero George Herman Ruth, quien se conoce simplemente como “Babe” Ruth o como “el Bambino”. En el caso del baloncesto, está Michael “Air” Jordan, Erving “Magic” Johnson y Larry Bird, a quien se le conocía como “Larry Legend”. ¡Casi na'!