De los siete equipos que estarán en la temporada 2019 de la Liga Superior de Voleibol Femenino (LVSF), seis lo harán sin sus  colocadoras regulares de la pasada temporada.

Sí. Así como lo lee. 

El venidero torneo que se pone en marcha el 24 de enero,  se jugará con un influjo de nuevas acomodadoras. 

A modo comparativo, imagínese que la próxima temporada de las Grandes Ligas se juegue sin los principales lanzadores iniciadores de cada franquicia, o que un próximo torneo del básquet local se jugara sin los principales armadores del País. 

Pues así de fuerte podría ser la cosa en la LVSF en el inicio del torneo, aunque eso no será del todo una crisis.

“Es demasiado. El nivel de Natalia (Valentín) y Rayma (Santos) no lo habrá en la Liga. Sin menospreciar el trabajo de las demás, incluyéndome, no habrá nivel como ese”, dijo la veterana acomodadora Glorimar Ortega, quien jugará este año con las Polluelas de Aibonito.

Es una situación preocupante, sobretodo porque ocurre en la posición más importante de cada equipo.

“Espero que no sea una interrogante porque es una pieza muy importante. Vamos a ver lo que tenemos y lo que nos hace falta”, observó la exacomodadora y dirigente del debutante equipo de Trujillo Alto, Xiomara Molero.

Las pérdidas alteran los planes de los equipos.

Muchos recurrirán a segundas acomodadoras como Bárbara López (Changas de Naranjito) para cubrir las bajas, otros le darán la oportunidad a jugadoras novatas como Jizzyan Gesualdo (Llaneras de Toa Baja), y otro par de equipos confiarán en veteranas como Ortega y Karla Colón (Criollas de Caguas).

A las pérdidas se le une el hecho de que los apoderados de la LVSF decidieron –por 

razones económicas–  jugar el torneo 2019 sin jugadoras  refuerzos. 

“Se le va a dar oportunidad a las que eran segundas voces y se podrán ver otras acomodadoras nuevas. No se puede hacer más nada”, dijo Molero.

La pérdida tan grande de acomodadoras de una temporada para otra se debe a varios factores. Sobre ellos el talento de estas, lo que les ha ganado contratos en el exterior.  

Ese es el caso de Natalia Valentín, Ashley Vázquez y Raymariely Santos, de Toa Baja, Aibonito  y Mayagüez, respectivamente, quienes se fueron  a jugar a  Francia;  el de  Mariana Thon , de Trujillo Alto, que está jugando en España; y el de Jennifer Nogueras, de las Criollas de Caguas, que  está en Polonia.

Mientras,  Wilmarie Rivera, de Trujillo Alto, podría también partir al  exterior. 

Vilmarie Mojica, de Juncos,  no ha decidido si jugará en el torneo o se acoge al retiro.

No todo es pérdida

La baja de estas jugadoras, no obstante, no es del todo una pérdida. Sus ausencias abrirán la puerta a nuevas talentos en espera de una oportunidad.

“Tenemos profundidad en esa posición. Algo bien hemos hecho cuando tantas se han ido al exterior”, dijo Molero, quien prefiere ver la salida de estas jugadoras como algo positivo pues es un acto que representa bien el nivel de juego del voleibol boricua.

Y sobretodo cuando analiza que muchas de las jugadoras que cubrirán sus bajas vienen de jugar en el voleibol la NCAA.

Mayagüez le dará la colocación a Katia Sánchez, de 6’1, y quien jugó voleibol universitario en la Central Michigan University. Toa Baja hará lo mismo con Gesualdo, de 6’2, y egresada de Jacksonville.

Juncos, por su parte, le dará la oportunidad de Yamilet Velázquez, una novata de Humacao que jugó en Miami Dade, o a Yeleishka Vázquez, quien jugó LAI en la Universidad del Turabo y que ha sido segunda colocadora previamente con los equipos de Superior de Ponce y Cataño.

Ortega apuesta a muchas de esas jugadoras.

“Gesualdo debe tener una buena temporada. Con Yelieshka jugué con ella cuando estaba en Cataño y tiene buen servicio y defiende. Bárbara es bajita (de estatura), pero eso no es un impedimento. La vi el año pasado en Naranjito y lo hizo bien. Colocó rápido y con el equipazo que va a tener puede demostrar”, describió.

“Son talentos a conocerse. Tienen que demostrar carácter. No es solamente colocar, sino controlar su equipo”, resumió.