Su mismo nombre lo describe a la perfección. Iluminado Dávila es cuatrista moroveño, el querendón de la zona montañosa y todo una institución musical. Y es que, por cada vez que toca una cuerda, ilumina a cualquiera que lo escuche.

En una mañana aparecieron tres personas por la casa de don Iluminado. Lo buscaban para saludarlo, hablar un ratito con él y hasta mimarlo con un gustito. Como dice el dicho, para muestra, un botón.

“Soy vecino de don Iluminado y ahijado también. Lo aprecio y lo adoro. Él es muy especial para mí, de toda mi vida. Él pasa por casa y siempre nos saluda; él es bueno, bueno de verdad”, destacó uno de sus vecinos Pedro J. Marrero, quien vino acompañado por Betsy Marti Nieves y recibieron de regalo unas hermosas melodías.

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Horas después, llega Gilberto Cruz, cuatrista, guitarrista y ex director musical del Grupo Flor de Maga, hasta la sala de don Iluminado. Le dejó con mucho cariño unos pastelitos.

“Él es un músico de mucha trayectoria y maestro de todos los cuatristas de Morovis. Él es nuestra inspiración y una persona muy querida. Hay que velar bien por él, porque él es una gran persona también. Aparte, él es un gran ejemplo para las personas aquí y los que crecen en la música también él los ayuda. Como decía el maestro Maso Rivera, quien educa a un niño educa a un pueblo; y eso, también, el “mister” lo hace”.

¿Te sientes muy querido en Morovis?

“¡Ah claro! Yo de aquí no me voy. En el barrio Monte Llano, aquí, nací y aquí muero. Yo no lo cambio por ningún sitio. La hija mía (Milagros Dávila) quiere que me vaya pa’ donde ella vive (San Juan), pero yo de aquí no salgo. Yo tengo mis amistades y hablo con ellos y salgo los domingos de medio día pa’bajo y me entretengo. Donde ella vive no me gusta; hay que estar encerra’o y a mi edad eso a uno lo aborrece. Yo me quedo aquí mientras pueda”, dijo el dueño de una mente privilegiada y a quien le encanta a diario dar su caminaíta por el barrio y dar la vuelta por la huerta de su casa para recoger aguacates, recao o yautía, aparte de cuidar los gallos de pelea que conserva.

Más que premios o los reconocimientos que se exhiben en las paredes de su humilde sala, Iluminado valora la buena compañía.

 “Yo me alegro cuando viene la gente aquí a hablar conmigo. Yo me entretengo. Tengo un compadre, Ángel “Nan” Rosario, quien tiene guitarra y la comadre que son locos conmigo. Ellos se han portado más que una familia y ellos vienen aquí el toca guitarra y yo saco el cuatro y seguimos por ahí pa’ bajo y estamos más de dos horas”.

Jovial y con trayectoria

Don Iluminado, quien el primero de junio cumplió sus 99 años de edad, se siente tal y como se ve: como coco.

“Son 99, que no es lo mismo y hay otros que son más jóvenes que yo y están “junkea’os”, confesó.

Su trayectoria como músico comenzó a los 18 años con un grupo que se formó en su barrio, luego de que su papá, José Dávila Ortega, le instruyera en el instrumento del cuatro.

“Yo, con los compañeros del barrio, hicimos el grupo (Idilio), que duró como seis años. Dábamos serenatas viernes, sábado, y también lunes si era oficial, también las dábamos domingo. Eso ya desapareció. Pero antes nos amanecíamos dando serenatas”, describió Iluminado, quien considera que su longevidad se debe a una vida tranquila, feliz y saludable.

“Nunca fumé ni tomé ni fui bohemio y tuve una vida feliz junto a Gladys Sillard, cuando ella murió el año pasado, faltaban tres días para cumplir 70 años de matrimonio”, aseguró el cuatrista.

 Iluminado logra abrirse paso en la música junto a colegas como Leocadio Vizcarrondo y luego, siendo integrante del grupo Conjunto Industrias Nativas con Pascual Meléndez, Toribio, Isabelo Rivera, Biriquín Rivera y Apolo Ocasio “y ahí, seguí por casi siete años hasta que Felipe (‘Don Felo’) Rosario Goyco murió en el 1954”, destacó del conjunto que, originalmente, fue creado por el Maestro Ladi (Ladislao Martínez).

También tocó con José “Joe” Torres, que para él es uno de los grandes músicos de Puerto Rico, y formaron un grupo junto a Tony Mapaé, Gilberto Dávila y su hijo fenecido.

Además, fue director de su grupo Conjunto Típico Moroveño que se registró bajo el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

Más respaldo del ICP

Ya que ha visto tanto, Iluminado considera que el espacio para el cuatro ha tenido un crecimiento. Asegura que hay más estudiantes tomando clases y con ganas de aprender. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando de música típica puertorriqueña se trata.

 “Aquí en Puerto Rico a la música de aquí no se le da importancia; hay que ver los músicos buenos y compositores que hay. Y no es como antes, que se usaba la música típica para tocar en todo momento, ahora son orquestas de merengue y esa otra música de rock y eso. No se le da el valor a la música típica”, expresó Iluminado.

¿Qué hace falta?

“Bueno yo creo que debía el ICP volver a dar una oportunidad a toda esa juventud que está tocando. De qué le vale que haya unos artistas tremendos pero no se les da los espacios para hacer sus presentaciones. Ellos tocan porque quieren tocar, y a veces, los contratan y tocan en fiestas patronales”, dijo.

Amante a los gallos de pelea

Curiosamente, a Iluminado le apasionaba más el deporte de las peleas de gallo que la música. Tanto así que hasta sacó la licencia de Juez de Gallera y trabajó 12 años como juez de una gallera en Río Grande.

 De hecho, fue su papá quien le despertó ese interés.

Tocar el cuatro a lo zurdo  

Aunque don Iluminado ha sido maestro de posteriores generaciones de cuatristas admitió que debido a que en su niñez no habían cuatros adaptados para zurdos, aprendió a tocar con el cuatro al revés detalle que siempre lo ha caracterizado.

 Lucy Maldonado, su ahijada y quien le hace compañía a diario, resaltó de la forman en la que toca Iluminado: “Ahí radica el fenómeno, porque eso lo destaca. Ya él no sabe tocar un cuatro adaptado para los izquierdos. Cuando él se criaba, se le obligaban a los niños a adaptarse al estilo de los derechos. Pues cuando el papá le dio un cuatro para derechos, lo tocó al revés. Él tuvo que adaptarse para aprender, tocar y destacarse”.

Ahora, aunque don Iluminado diga “yo no estoy tocando, yo tengo los dedos demasiado de blanditos”, definitivamente sigue contectado con en el cuatro y la música.

“A veces, cuando hay algo y me invitan voy”, concluyó el amante a la música, a los gallos y a la vida misma.

(PARA EL NORTE / ALVIN J. BÁEZ)

(PARA EL NORTE / ALVIN J. BÁEZ)