Cuando la noche está a punto de caer en el barrio San Lorenzo de Morovis, algo extraño, casi mágico, sucede en la casa de Ramón Julbe Rosa.

Es cerca de las seis de la tarde cuando decenas de personas comienzan a acercarse al lugar. Mientras Santa Claus les habla a través de una gran pantalla desde el Polo Norte, se escucha música navideña, en español y en inglés, y caen burbujas como presagio de que el “clima” está a punto de cambiar.

De repente, ¡todo se torna blanco! y la nieve cubre rápidamente la cabeza de quienes llegaron hasta la pintorezca casa en una de las montañas de la Isla.

Por supuesto, se trata de nieve artificial, no obstante la emoción de grandes y pequeños no lo es. En las caritas de los niños hay sonrisas y asombro. Algunos brincan, otros intentan que la nieve los cubra completos y otros se lanzan la blanca espuma unos a otros. Sus gritos de alegría contagian a cualquiera.

Los adultos no se quedan atrás y también disfrutan de la “nevada”. Esta imagen dista mucho de la que EL NORTE pudo presenciar horas antes en el casco urbano del mismo pueblo, donde permanece una sombría Plaza Pública, con nada alusivo a la temporada festiva.

“No tienen nada que envidiarle a Plaza Las Américas. Esto está precioso, tengo hasta lágrimas”, dijo doña Ana Rivera quien llegó desde Vega Alta  tras enterarse por Facebook sobre la existencia de la llamada “Casa Blanca”.


Ramón Julbe Rosa se roba el show con sus decoraciones navideñas.


“Muchos no tienen la facilidad de ir a Plaza Las Américas a ver la nieve y la encuentran aquí, en su mismo barrio“ agregó la mujer quien entre risas admitió haber disfrutado bajo la nevada.

Y es que aunque la casa está bien alumbrada y varios inflabes alusivos a la época le dan vida al lugar, es la nieve la protagonista de la estampa.

“La nieve”, dijo emocionado el pequeño Lemuel al preguntarle por lo más que le gusta del lugar y enseguida regresó a jugar con los otros niños. No tenía tiempo que perder.

“Aquí mantienen a los niños con el espíritu de la Navidad, con esas ilusiones que todo niño tiene y ellos se lo disfrutan”,  dijo por su parte su madre, Ivelisse Rosado, residente en Morovis.

Fue el año pasado cuando Ramón, retirado del ejército y ex fotoperiodista, comenzó con su proyecto de Navidad.

Según contó su esposa, Ena Octaviani, Ramón un día le contó que decoraría la casa bien bonita y que le llamaría la “Casa Blanca”.

En esa ocasión lo hizo en su casa de Vega Alta. Según sus estimados recibió cientos de personas a través de toda la temporada, pero es en Morovis donde su proyecto ha cobrado más notoriedad.

“Esto ha sido una sensación. Han venido personas de pueblos distantes y se emocionan tanto los niños como los adultos... Lo que causa más sensación es la nieve, porque hay niños que desconocen y es para ellos una experiencia nueva”, destacó Ena, quien es policía estatal.

“Me encanta ver la felicidad de los niños pero, sobre todo, el motivo especial es el nacimiento de Jesús nuestro redentor porque para mí Dios es primero”, explicó Ramón.

Disfrutar de este espectáculo es totalmente gratis y se da los sábados y domingos de 6:00 p.m. a 12:00 a.m. Quienes llegan temprano pueden tener una mejor experiencia, puesto que son cientos, según cálculos de Ramón, quienes llegan a la “Casa Blanca” cada fin de semana.

La misma operará hasta el 8 de enero incluyendo los días festivos y está ubicada en la carretera 567 en dirección hacia el barrio San Lorenzo de Morovis Km. 15.2, al lado del centro de actividades “Don Fausto”.