Luego de meterse en la piel de “Tony Stark” y en la armadura de “Iron Man” en 2008, posiblemente sin saber que con eso estaba cambiando al cine moderno al inaugurar el Universo Cinematográfico de Marvel, Robert Downey, Jr. llega a la pantalla grande con otro “superpoder”: el de hablar con los animales.

Su primer estreno desde Avengers: Endgame, Dolittle, llega a cines locales y es como una nueva adaptación cinematográfica del personaje literario que Eddie Murphy interpretó hace ya unos 20 años. 

 Con una ambientación de época más cercana a la típica aventura fantástico-familiar de Disney, este “Dr. Dolittle” vive un retiro voluntario tras la muerte de su pareja en el impresionante lugar que alguna vez le cedió la reina de Inglaterra. Ya no tiene relaciones con los humanos, no ejerce la medicina y lo que tiene por familia son los animales que rescató y con los que, a través de su extraordinario talento, puede comunicarse: un orangután con problemas de inseguridad y la voz de Rami Malek, un oso polar que siempre tiene frío, un ganso que confunde los objetos y una lora (Emma Thompson), la única que le dice las cosas como las ve.

Un buen día llegan a su aislada mansión un adolescente que sin querer lastimó a una ardilla y quiere salvarle la vida, y una jovencita que viene en nombre de la reina, que está misteriosamente enferma y reclama su presencia. Al doctor no le queda otro remedio que aceptar, porque si muere Su Majestad, él y los animales se quedarán sin techo justo en temporada de cacería; y entonces se embarca en una travesía imposible para buscar un fruto que nadie vio en una isla que nadie sabe dónde queda, y que implica enfrentarse a villanos (Antonio Banderas incluido).

La película es ligera y brinda entretenimiento familiar, pero no deja ni grandes moralejas, ni grandes emociones ni grandes chistes. 

Pero Robert Downey Jr. es puro carisma y aunque su “Iron Man” siempre se extrañará, da cierta ternura tenerlo de vuelta en el ruedo y saber que aceptó ser Dolittle por amor. Cobró $20 millones, sí, pero tomó el papel porque ama a los animales (en su casa hay cerdos, cabras enanas, una alpaca, vacas, pollos, gatos), porque era un proyecto que podía compartir con su esposa como productora, y porque era algo que sus hijos podían ver.

No es tan mala, entonces, esta forma de reiniciar una carrera que por delante tiene otra de Sherlock Holmes y una comedia dirigida por Jamie Foxx.