Vivimos en tiempos cuando ni la misma muerte es capaz de borrar la presencia digital de quienes fuimos. La tecnología extiende y agudiza el periodo de duelo para los que permanecen en este plano existencial, reproduciendo antiguos mensajes de voz, releyendo mensajes de texto o visitando perfiles de los difuntos en las redes sociales con la esperanza de encontrar señales de vida. Pero la tecnología también hace fantasmas de los vivos, facilitando la comunicación no verbal ni auditiva, donde la presencia física no es un requerimiento. 

El cineasta francés Olivier Assayas parte de esta inquietud para el desarrollo de su más reciente película, Personal Shopper, una historia fantasmal que se aparta de los convencionalismos que estas traen a la mente. Assayas escarba en la psiquis de su protagonista, “Maureen Cartwright” (Kristen Stewart), una joven médium que se gana la vida –no comunicándose con los espíritus- sino como la compradora personal de una súper modelo internacional. La reciente pérdida de su hermano gemelo a causa de la misma malformación cardiaca que ella padece, la mantienen en una estasis emocional a la espera de que él cumpla con la promesa que ambos se hicieron: el primero en morir, enviaría un mensaje desde el más allá.

La premisa se presta para un thriller, género que Assayas persigue a su manera aunque sin permitir que este domine su narrativa. El director exhibe claras influencias hitchcocknianas, específicamente en una secuencia de alrededor de 20 minutos en la que “Maureen” recibe mensajes de texto de un desconocido que parece seguirla a escondidas. ¿Será su hermano? La pregunta impulsa la trama mientras Assayas se bandea de un género a otro, del drama al misterio, del suspenso al terror y de vuelta al drama, a veces sin pisar el freno. Por momentos parecería que la película está a punto de descarrilarse, pero el cineasta retiene el control, principalmente, a través de la cautivante actuación de Stewart.

Aquellos que continúen pensando en la joven actriz estadounidense como “la chica de Twilight” probablemente solo la habrán visto en esas películas. Personal Shopper la reúne con Assayas tras su colaboración en Clouds of Sils Maria, donde Stewart incluso fue capaz de robarle la atención a la gran Juliette Binoche. Descrita peyorativamente como “inexpresiva” por sus detractores, Stewart es todo lo contrario: una actriz en pleno dominio de su interpretación, tanto de lo que expresa físicamente a través de sutilezas como de las emociones que guarda y dan dimensión a su personaje.

Su “Maureen” habita en un mundo de fantasmas, literal y figurativamente, pero el hecho de que a ella le conste la existencia de una vida después de la muerte no hace su pena menos angustiosa. Stewart y Assayas se encargan de manifestar ese periodo en el que la pérdida aún no se asienta y esperamos encontrar a nuestros seres queridos en sus hogares, al contestar una llamada o al visitar esa página de Facebook que se dejó de actualizar repentinamente.