“Creo que las injusticias de nuestro sistema judicial están fuera de control”, dice tajante el actor Michael B. Jordan sobre las razones que le llevaron a protagonizar Just Mercy, un filme sobre la incansable lucha del abogado Bryan Stevenson por los derechos de afroamericanos encarcelados en Estados Unidos.

Y es que desde que se graduó en la prestigiosa Universidad de Harvard en 1985, Stevenson ha dedicado su vida a ayudar a afroamericanos que consideraba habían sido encarcelados injustamente, muchos de los cuales habían sido además condenados a muerte.

“Esto es algo que ha estado pasando durante demasiado tiempo y sigue pasando hoy”, dijo a EFE el actor, quien espera que Just Mercy, que estrena mañana en Puerto Rico, haga que la gente “piense de manera un poco distinta y empiece a ser parte del cambio”.

En concreto, la cinta, dirigida por Destin Daniel Cretton y protagonizada también por Jamie Foxx, Rob Morgan, Tim Blake Nelson y Brie Larson, narra el caso de Walter McMillian, un ciudadano de Alabama que fue condenado por asesinato pese a contar con una coartada, ya que se encontraba en una celebración con decenas de vecinos en el momento en el que se produjo el crimen.

En 1988, McMillian fue condenado a muerte basándose solo en el testimonio de un preso que aseguraba haberle visto llevar a cabo el homicidio y que luego se demostró que había sido presionado por las propias autoridades para dar esa información.

No fue hasta 1993, después de pasar seis años en prisión, cuando fue puesto en libertad tras las investigaciones de Stevenson y de su equipo y gracias a las apelaciones presentadas.

Para Jamie Foxx, “es muy necesario escuchar la historia de Bryan Stevenson” e insistió en la importancia de saber que “hay alguien que se va a asegurar de que se hace lo correcto y que tenemos una oportunidad de recibir justicia”.

Este intenso y vivo reflejo de los devastadores efectos en la sociedad tanto de la pena de muerte como del racismo aun incrustado en el sistema judicial de la región sureña de EE.UU. a finales del siglo XX se inspira en un libro del mismo título escrito por el propio Stevenson.

“Me preocupaba (la adaptación del libro), sobre todo porque Hollywood no hace muchas películas que hablan de este asunto”, abundó el abogado.

“Y además, muchas veces se toman decisiones que ponen en riesgo la integridad del mensaje”, agregó, aunque aclaró que la implicación en el proyecto tanto de Cretton como director de la cinta como de B. Jordan, que además de protagonista es uno de los productores, le tranquilizó.

Para el letrado, la actuación de B. Jordan refleja perfectamente “lo duro que es pasar tiempo con alguien a quien el estado está intentando ejecutar cuando sabes que es inocente”.

Otro logro del largometraje, señala, es el de poder transmitir el hecho de que cuando alguien es injustamente condenado o sentenciado a muerte, “no son sólo ellos los que son castigados, sino también su familia y su comunidad”.

Sobre la existencia aún de la pena de muerte en EE.UU., pese a ser una de las democracias más destacadas del mundo, Stevenson opinó que es resultado de las “políticas del miedo y de la ira”.

“Hemos permitido que los políticos nos gobiernen a través del miedo y la ira. (...) Creo que con el miedo y la ira, los ingredientes esenciales de la injusticia, toleras cosas que no deberías tolerar y aceptas cosas que no deberías aceptar”, zanjó.

Para Foxx, sin embargo, la pena de muerte en EE.UU se reduce a una cuestión de desarrollo y señaló que “como cualquier cultura, hay ciertas cuestiones sobre las que hay que trabajar para mejorarlas”.