Madrid.- El director de cine y televisión Narciso Ibáñez Serrador y creador de formatos revolucionarios en España como el concurso "Un, dos, tres..." o "Historias para no dormir", ha fallecido este viernes a los 83 años de edad, según han confirmado a Efe fuentes familiares. 

 Ibáñez Serrador, conocido como "Chicho", padecía una enfermedad degenerativa y su estado de salud era ya muy delicado cuando fue ingresado hace unos días en un hospital madrileño a consecuencia de una infección. 

 La capilla ardiente se instalará este mismo viernes en el tanatorio de la M-30 de Madrid y permanecerá abierta toda la noche y el día de mañana. 

 Está previsto que el féretro con sus restos mortales salga el domingo por la mañana rumbo a Granada (sur de España) para recibir sepultura en el cementerio de San José, donde está enterrada su madre, cumpliendo así el deseo del realizador. 

 En su última aparición pública, al recoger el Premio Goya de Honor 2019 en enero pasado, renegó del título de maestro. "Me parecía excesivo", dijo, flanqueado por sus hijos, aunque admitió que era emocionante pensar que su trabajo "sirvió de escalón a otros". 

 Su mayor popularidad y reconocimiento se debe a la televisión española. Desde la pequeña pantalla convirtió cada viernes en una auténtica fiesta con el concurso "Un, dos, tres...", que se mantuvo en antena durante 33 años -22 de ellos ininterrumpidamente-, batiendo récords de audiencia con un formato que fusionaba conceptos de un modo nunca visto. 

 Su otra gran aportación fue divulgar el género fantástico y de terror. Con "Historias para no dormir" -emitido entre 1966 y 1968, y en una segunda etapa en 1982- congregó a un público ávido de suspense en plena España franquista. 

 Ibáñez Serrador adaptaba, dirigía y presentaba cada entrega con una personal introducción, inspirada en lo que hacía Alfred Hitchcock en la televisión británica. La mayoría eran adaptaciones de célebres escritores, desde Ray Bradbury a Edgar Allan Poe, pero también dirigió guiones propios. 

 Para el cine estrenó solo dos películas, también de terror, "¿Quién puede matar a un niño?" (1969) y "La residencia" (1976), pero su influencia fue enorme y sirvió de inspiración a toda una generación de cineastas que han traspasado fronteras, desde Álex de la Iglesia a J.A. Bayona o Alejandro Amenábar.

 Muchos de ellos, que participaron en el homenaje que preparó la Academia de Cine con motivo del Goya de Honor, han vuelto a recordarle hoy y a llevarle la contraria en lo que se refiere a la consideración de "maestro".

 Álex de la Iglesia lo ha calificado, en declaraciones a Efe, como "genio" y "padre cinematográfico de la generación Sitges", en la que él se incluye, en referencia a los fanáticos del cine de suspense y terror congregados en torno al Festival de Sitges. 

 "Su trabajo no ha sido suficientemente reconocido por su generación y hemos tomado esa labor los que veníamos detrás, tomándolo como ejemplo de falta de trascendencia, de amistad con el público y de amor al genero", ha dicho el director de "El día de la bestia" o "La comunidad". 

 La Academia española de Cine y la de Televisión, el presidente en funciones y los líderes de los principales partidos políticos se han unido a las condolencias.

Madrid, 7 jun (EFE).- Pionero, prestidigitador, creador de ilusiones y pesadillas, Narciso "Chicho" Ibáñez Serrador, fallecido hoy a los 83 años, revolucionó la televisión en España con programas como "Un, dos, tres...", pero también abrió camino a toda una generación de cineastas con su contribución al género de terror. 

 La enorme popularidad de ese concurso televisivo en la era pre-Internet relegó durante un tiempo su aportación a la ficción, pero en los últimos años se han sucedido los homenajes para paliarlo, desde el Premio Feroz de la prensa cinematográfica (2017) al Goya de Honor que recibió este mismo año. 

 Cineastas como Álex de la Iglesia, Alejandro Amenábar, Juan Antonio Bayona o Jaume Balagueró han reconocido unánimemente la influencia que ejercieron en ellos sus películas "¿Quién puede matar a un niño?" (1969) o "La residencia" (1976), historias terroríficas en las que Ibáñez Serrador aplicó su mejor truco: no mostrar, sino incitar a la imaginación.

 Solo dirigió dos películas para cine, pero fueron muy influyentes, al igual que su filmografía televisiva. Sus "Historias para no dormir" congregaban cada viernes ante la pantalla, entre 1966 y 1968 -y en una segunda etapa en 1982- a un público ávido de suspense y terror.

 La mayoría de los capítulos, de entre media hora y una hora, eran adaptaciones de célebres escritores del género, desde Ray Bradbury a Edgar Allan Poe, títulos como "El cumpleaños", "Los bulbos", "El último reloj" o "Doctor Jekyll y Mr. Hyde".

 Ibáñez Serrador adaptaba, dirigía y presentaba cada entrega con una personal e inolvidable introducción, inspirada en lo que hacía Alfred Hitchcock en la televisión británica. También dirigió algunos guiones propios como "Historias de la frivolidad" (1967) o "La culpa" (2009). 

 De origen uruguayo, nació el 4 de julio de 1935 en Montevideo, hijo de los actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Su infancia transcurrió viajando constantemente por Iberoamérica y España. Una enfermedad que padeció de niño lo convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.

 En la década de los 50, en España, ingresó en la compañía teatral de su madre, donde hizo su aprendizaje como técnico y artista y en 1954 debutó como actor, con la obra "Filomena Marturano". El teatro, siempre lo dijo, fue su escuela, y el ámbito en el que, poco a poco, descubrió que la dirección y la escritura le atraían más que la actuación. 

 En 1957 se trasladó a Buenos Aires donde empezó trabajando como actor y pronto se consolidó como realizador y guionista en la televisión argentina. En ocasiones firmaba sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel. Muchos de sus éxitos españoles los ensayó previamente allí. 

 Regresó a España en 1963 y un año después ingresó en TVE, lo que supuso el principio de la revolución televisiva, una tarea que vio reconocida en 2010 con el Premio Nacional de Televisión. Sus "Historias para no dormir" fueron todo un revulsivo en la gris España franquista. La innovación fue siempre señal de la casa. 

 En 1970 fundó la productora Prointel para desarrollar sus propias producciones, entre ellas el mítico concurso "Un dos, tres, responda otra vez", basado en otro que había producido para la televisión argentina en 1958 ("Un, dos, Nescafé"). 

 El programa debutó en 1972 y se mantuvo en antena durante 33 años -22 de ellos ininterrumpidamente-, batiendo récords de audiencia de la mano de presentadores como Kiko Ledgard, Mayra Gómez Kemp, Míriam Díaz Aroca, Jordi Estadella, Josep María Bachs y Luis Roderas, quien despidió el programa en 2005.

 Pero aunque ese fue su buque insignia, también alumbró otros programas de éxito como el concurso sobre el mundo animal "Waku Waku", estrenado en 1989 en TVE con Consuelo García Berlanga o el primer programa sobre divulgación de sexo de la televisión pública, "Hablemos de sexo" (1990), conducido por Elena Ochoa.

 En teatro, destacan su comedia "Aprobado en castidad", que estrenó en España en los 60 y se mantuvo cuatro años en cartel, pero con el título modificado por la censura: "Aprobado en inocencia". Tuvieron que pasar cuatro décadas para que el Teatro Infanta Isabel la reestrenara, en 2001, con su título original.

 Más reciente, la obra "El águila y la niebla" fue galardonada en 2000 con los Premios Villa Madrid y Lope de Vega y estrenada dos años después en el Teatro Español. 

 La radio tampoco se le resistió. En 1982 fue contratado en Radio 80 como realizador de programas y asesor de la emisora y cinco años después se incorporó a la SER para dirigir y presentar el espacio nocturno "Historias de medianoche".

 Entre otras distinciones, también ha recibido la Medalla de Oro al Mérito Bellas Artes, el premio Maestro del Fantástico del festival Nocturna y varios Premios Ondas.

 Casado con la argentina Adriana Gardia, se separaron en 1961. Posteriormente se unió a Diana Nauta, madre de sus dos hijos, y de quien se separó en 1986. 

 Por Magdalena Tsanis