En estos días es más común encontrar a Alba Reyes protegiéndose del sol con una gorra y vistiendo camiseta, mahón y tenis, que con brillantes galas sobre una pasarela.

Hace poco más de un año, la abogada y exreina de belleza salió a dar la mano a las personas afectadas por el huracán María (2017), y tal fue su compromiso que transmutó en el proyecto “Un techito para mí”, a través del cual espera revitalizar 10 hogares de la comunidad Sabana Seca, en Toa Baja, en alianza con la Fundación Niños de Nueva Esperanza.

Son propiedades de familias que no han podido servirse de las ayudas económicas, y aún tienen grandes necesidades básicas.  “Hay personas que perdieron su techo, perdieron todo dentro de la casa, y que por diversas razones no pueden beneficiarse de las ayudas locales o federales”.

Las familias son seleccionadas por medio de un estudio socioeconómico que realiza la Fundación.

Recientemente completaron la tercera casa y aguardan por la aprobación de unos permisos para iniciar la cuarta, trámite que iniciaron hace tres meses y aún no tienen respuesta.

“Ha sido una experiencia de crecimiento realmente. Tengo que aceptar que me ha abierto los ojos”, dijo. “Es darte cuenta de que lo que hizo María fue poner una lupa a la pobreza que existe en Puerto Rico”.

Reyes, a la par con esta iniciativa comunitaria, encamina su propia fundación, Viva, para atender las necesidades de las víctimas del crimen.