La partida de Alberto Cortez, el recién fallecido cantautor que durante gran parte de sus 79 años de vida fue una de las figuras mas respetadas de la música latinoamericana, causó con su partida numerosas expresiones de pesar, incluyendo a figuras del mundo del espectáculo que tuvieron tiernas palabras para despedirse del "amigo" que "se va", como decía una de las más famosos temas que cantó el argentino.

Entre las figuras que expresaron pesar y dolor por la muerte de Alberto Cortez fue el guatemalteco Ricardo Arjona, quien en un extenso mensaje en sus redes sociales distinguió al argentino como un amigo, como un "amigo del corazón" y contó como desde niño estaba atado a su fiugura.

"Fue tan puro, noble y transparente como lo fueron sus canciones. Me acuerdo cuando nadie quería darme una oportunidad en ningún programa Argentino y él intercedió por mí, en vivo, para que me dejaran cantar dos canciones en el programa de Juan Alberto Badia. Le conté aquella noche, después de un par de vinos, que de niño llegué a odiar su canción "Mi árbol y yo" por lo mucho que la amaba mi padre. En reuniones familiares, me hacía tomar la guitarra desde los 8 años y cantarla hasta 5 veces mientras yo lloraba. Años después, Alberto me invitó a cantarla junto a él en un proyecto suyo y lo hice con mucha emoción. Mi padre guardó hasta el día de su muerte como un tesoro el libro que Alberto me dio para él con una dedicatoria de las suyas. Que quede claro, que aunque no le importe a nadie, este que escribe y conoce los caminos de esta industria y a sus protagonistas, debe mencionar que una de las únicas personas rescatables, sin poses, sin prejuicios, sin complejos y amigos de corazón que conocí fue Alberto Cortez. Se nos fue y duele, por lo que se le quería y por la ausencia enorme de gente como él", dijo Arjona.

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ALBERTO CORTEZ CUANDO UN AMIGO SE VA. Nunca fui un tipo de farándula. Siempre dije que en una reunión, con un solo artista era suficiente. Las competencias de egos y de inteligencias hacen de las famosas bohemias o reuniones entre artistas fiestas de disfraces tristes donde casi siempre se sale con mucho menos de lo que se entró. Mis amigos, por eso, siempre vienen de otros lugares. Alberto, siempre fue la excepción. Fue tan puro, noble y transparente como lo fueron sus canciones. Me acuerdo cuando nadie quería darme una oportunidad en ningún programa Argentino y él intercedió por mí, en vivo, para que me dejaran cantar dos canciones en el programa de Juan Alberto Badia. Le conté aquella noche, después de un par de vinos, que de niño llegue a odiar su canción "Mi árbol y yo" por lo mucho que la amaba mi padre. En reuniones familiares, me hacía tomar la guitarra desde los 8 años y cantarla hasta 5 veces mientras yo lloraba. Años después, Alberto me invito a cantarla junto a el en un proyecto suyo y lo hice con mucha emoción. Mi padre guardo hasta el día de su muerte como un tesoro el libro que Alberto me dio para el con una dedicatoria de las suyas. Que quede claro, que aunque no le importe a nadie, este que escribe y conoce los caminos de esta industria y a sus protagonistas, debe mencionar que una de las únicas personas rescatables, si poses, sin prejuicios, sin complejos y amigos de corazón que conocí fue Alberto Cortez. Se nos fue y duele, por lo que se le quería y por la ausencia enorme de gente como él. Ricardo Arjona

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En Puerto Rico, donde tenía programado un concierto el pasado fin de semana, la figura de Cortez fue recordada con mucho cariño por cantantes como Dagmar, quien participó del evento que se celebró en su ausencia en Bellas Artes.

En la política, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, señaló este jueves que el "continente está de duelo" por el fallecimiento del cantautor argentino Alberto Cortez, en Madrid, a los 79 años.

 "Ha muerto Alberto Cortez. El cantor-poeta del amor en todas sus dimensiones: a la patria, a la pareja, al prójimo, a las causas justas, a la vida... un ejemplo de optimismo", escribió el gobernante en su cuenta de Twitter.

También el expresidente Rafael Correa (2007-2017), amigo de Cortez, mostró su pesar en redes sociales por el deceso. "Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo", escribió Correa en su perfil de Twitter al recordar una de las canciones del argentino.

 Cortez, autor de éxitos de la música latinoamericana como "En un rincón del alma" o "Cuando un amigo se va", falleció este jueves en un hospital español a consecuencia de unas úlceras gástricas cuya cura se complicó.

 El artista fue ingresado de urgencia el pasado 27 de marzo en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en Móstoles, al suroeste de la capital española.

 Cortez tenía previsto participar en varios conciertos que tuvieron que suspenderse, entre ellos uno en el Teatro Nacional de Santo Domingo.

 El cantante y poeta, nacido en Rancul, La Pampa, el 11 de marzo de 1940 con el nombre de José Alberto García Gallo, era autor de canciones como "Callejero", "Mi árbol y yo", "A partir de mañana", "Te llegará una rosa", "Castillos en el aire" o "El Abuelo".

ALBERTO CORTEZ
CUANDO UN AMIGO SE VA.
Nunca fui un tipo de farándula. Siempre dije que en una reunión, con un solo artista era suficiente. Las competencias de egos y de inteligencias hacen de las famosas bohemias o reuniones entre artistas fiestas de disfraces tristes donde casi siempre se sale con mucho menos de lo que se entró. Mis amigos, por eso, siempre vienen de otros lugares. Alberto, siempre fue la excepción. Fue tan puro, noble y transparente como lo fueron sus canciones. Me acuerdo cuando nadie quería darme una oportunidad en ningún programa Argentino y él intercedió por mí, en vivo, para que me dejaran cantar dos canciones en el programa de Juan Alberto Badia. Le conté aquella noche, después de un par de vinos, que de niño llegue a odiar su canción "Mi árbol y yo" por lo mucho que la amaba mi padre. En reuniones familiares, me hacía tomar la guitarra desde los 8 años y cantarla hasta 5 veces mientras yo lloraba. Años después, Alberto me invito a cantarla junto a el en un proyecto suyo y lo hice con mucha emoción. Mi padre guardo hasta el día de su muerte como un tesoro el libro que Alberto me dio para el con una dedicatoria de las suyas. Que quede claro, que aunque no le importe a nadie, este que escribe y conoce los caminos de esta industria y a sus protagonistas, debe mencionar que una de las únicas personas rescatables, si poses, sin prejuicios, sin complejos y amigos de corazón que conocí fue Alberto Cortez. Se nos fue y duele, por lo que se le quería y por la ausencia enorme de gente como él.