La detención del reguetonero puertorriqueño Cosculluela acusado de robo y violencia doméstica suma un capítulo más al negativo historial que asocia este género de música urbana con incidentes de violencia, consumo y venta de drogas y otros problemas con la Justicia.

"Musicalmente hablando, todas estas situaciones no tienen relación alguna. Estas problemáticas van más bien por el contexto social en el que vivimos todos", sostuvo hoy en entrevista telefónica con Efe el reguetonero puertorriqueño Don Omar.

William Omar Landrón, su verdadero nombre, admitió que desconocía los detalles de la detención de Cosculluela, quien según dijo a Efe el oficial de prensa de la Policía de Puerto Rico, Edward Ramírez, fue enviado hoy al estado de Florida para que enfrente allí los cargos de los que se le acusan.

José Fernando Cosculluela Suárez, de 34 años, se entregó el lunes a las autoridades puertorriqueñas después de una corte del condado de Dade (Miami, Florida) emitiera el pasado 23 de diciembre una orden de arresto contra el por atacar su expareja Gina Moreno.

"Yo solo le deseo lo mejor a Cosculluela, a quien no conozco personalmente, pero ojalá que su familia lo apoye en este momento tan difícil, tal y como me ocurrió a mí", agregó Don Omar, detenido el pasado septiembre acusado también de violencia doméstica contra su exnovia Rebeca López.

No era la primera ocasión en la que Don Omar era arrestado, ya que exactamente diez años antes fue detenido frente a la casa de su madre mientras fumaba marihuana en su vehículo. Se le incautó un arma y 1,243 dólares en efectivo.

El 22 de julio de 2008, el intérprete de "Ojos chiquitos", "Dale Don dale" y "La noche está buena", el juez encargado archivó el caso tras la desestimación de cargos.

Otro artista urbano puertorriqueño que ha acaparado la atención de los medios en los últimos años por sus problemas con la Justicia es el reguetonero puertorriqueño Yomo, quien en mayo de 2013 salió ileso de un tiroteo ocurrido en el expreso Las Américas, una de las principales avenidas de San Juan.

En aquel entonces, una mujer identificada como Amarys Ortiz Morales, que viajaba con el cantante -cuyo verdadero nombre es José Alberto Torres Abreu-, resultó herida de varios disparos.

También se han visto involucrados en tiroteos otros reguetoneros puertorriqueños como Rakim o el veterano Baby Rasta, quien fue tiroteado en marzo de 2010 cuando salía del estudio de grabación del productor musical DJ Memo en Carolina, localidad vecina a San Juan.

Wilmer Alicea Curras, su verdadero nombre, resultó herido en el abdomen, un brazo, el muslo derecho y la espalda. Un vecino del área lo trasladó a un hospital donde permaneció ingresado varias semanas.

Tres años antes, Rakim resultó herido de bala en un brazo frente a un bar de la localidad puertorriqueña de Caguas, después de que un individuo no identificado discutiera con unos amigos del cantante y comenzara a disparar.

Sin embargo, quien más problemas ha tenido con la Justicia ha sido Tempo, quien regresó a Puerto Rico en octubre de 2013 tras cumplir una sentencia de nueve años por narcotráfico.

David Sánchez Badillo, Tempo, fue detenido en octubre de 2002 y condenado dos años más tarde por distribución grandes cantidades de heroína, cocaína, marihuana y crack, además de por posesión ilegal de armas.

Otro caso destacado es el de Héctor Delgado, antes conocido como Héctor "El Father", quien en pleno apogeo de su fama fue acusado de originar un tiroteo en 2008 junto a otros jóvenes en una gasolinera de Puerto Rico a raíz de un incidente con una seguidora a la que no quiso firmarle un autógrafo.

Meses más tarde anunció su retirada de la música para cambiar radicalmente de vida, llevar hábitos más sanos y "servir a Cristo".

La violencia y el reguetón están asociados desde los orígenes de de este género, cuando muchos "bichotes", o jefes de puntos de drogas, ayudaban a financiar los primeros discos compactos de estos artistas urbanos, la mayoría criados en barrios humildes o marginales.

Después de haber superado sus problemas con las drogas, Luis Armando Lozada Cruz, conocido como Vico C y como el "filosofo del rap", trabaja ahora para que se desvincule el género con la violencia y, como otros muchos reguetoneros, encontró una vía de redención en la religión.