Faltaban pocos minutos para el inicio del concierto y entre el público de Lollapalooza ya se escuchaba: “Saoko, papi, Saoko”. Rosalía ya es todo un fenómeno de masas en Brasil y este domingo lo confirmó con un derroche de arte y carisma.

La artista de Sant Cugat del Vallès (España) protagonizó uno de los conciertos más multitudinarios de esta décima edición de Lollapalooza Brasil, que hoy tocó a su fin después de tres días de música en el Autódromo de Interlagos, en Sao Paulo.

Fue todo un despliegue físico y artístico repartido en 22 canciones y con una puesta en escena minimalista: ella, ocho bailarines y su “Motomami”.

Su naturalidad sobre las tablas, ya sea hablando “portuñol”, declarando su amor por el funk carioca o despejándose la nariz justo antes de cantar “La Kilié”, encantó a su legión de seguidores brasileños.

A Rosalía le encanta Brasil y a Brasil le encanta Rosalía, tanto que el público paulista se atrevió a irse por bulerías intentando seguir las palmas del tema “De aquí no sales”.

Le han bastado apenas dos presentaciones y una proyección tremenda en redes sociales para conseguirlo. Su primer concierto en Brasil fue el pasado 22 de agosto -también en Sao Paulo- y el segundo fue este domingo, aunque ha sido en este último donde se ha visto el enorme tirón que tiene en la tierra de su admirado Tom Jobim.

No se veía ni un pedazo de césped en los cerros del Autódromo de Interlagos. Ella no decepcionó y abrió, como no podía ser de otra manera, con “Saoko”. Le siguió “Bizcochito” y “La Fama”, otro de sus éxitos más escuchados en este país amante de la percusión.

Rosalía se declara a Brasil

“Estoy muy feliz de volver aquí. Muchas, muchas, muchas gracias por darme la oportunidad de volver aquí”, dijo en un precario portugués para delirio de los brasileños, que respondieron a coro con un “Rosalía, te amo”.

“¡Eso sí que es una artista, carajo!”, le gritaba desde la multitud Matheus Pinheiro, de 23 años y quien ha venido al concierto con toda la estética “Motomami”. Cuero y gafas de sol.

Con “Diablo”, que interpretó sentada en una silla de barbero tradicional, empezaron a caer unas tímidas gotas de lluvia que, para alegría de todos, no fueron a más.

Pero la española se encargó de caldear rápidamente el ambiente dando paso a “Despechá”, que ha pasado a formar parte de la banda sonora de la telenovela de la red Globo “Vai na fé”, lo que le ha dado todavía más impulso en Brasil.

“Brasil, me gustaría deciros una cosa. Amo el funk. Me da tanta energía vuestra música... Amo la Bossa Nova, el funk y amo Brasil. Vuestra lengua es muy bonita, pero aún no sé lo suficiente, estoy en proceso”, confesó la flamante ganadora del Grammy al mejor álbum latino rock o alternativo.

El beso de “RЯ”

Tras la melancolía de “Hentai”, pisó de nuevo el acelerador con “La Combi Versace” y “Con Altura” para, acto seguido, presentar uno de sus últimos proyectos.

“¿Quién ha escuchado ‘Beso’, quién ha escuchado ‘RЯ’?”, preguntó.

‘Beso’ es una de las tres canciones que acaba de lanzar junto con su actual pareja, Rauw Alejandro, bajo la marca ‘RЯ’. El cantante puertorriqueño no estaba presente en cuerpo, pero sí se oyó su voz, que se unía en directo con la de Rosalía.

Siguiendo esa corriente emotiva, Rosalía cantó una versión de “Héroe”, que lanzó Enrique Iglesias allá por el comienzo de este siglo. Fue el momento de encender las linternas de los teléfonos celulares.

Era el tramo final de un concierto sin respiro que culminó con “Malamente”, “Chicken Teriyaki” y “CUUUUuuuuuute”. Sin tiempo para más, Rosalía se despidió y nada más salir del escenario se tumbó agotada en los bastidores entre los aplausos de sus bailarines y un público que se entregó a ella como a nadie en este Lollapalooza Brasil de 2023.