Al hablar de sus hijos abundan las palabras para enumerar las cualidades que convierten a cada uno de los tres en seres especiales. El animador se pierde en expresiones para resaltar lo afortunado que se siente de que le hagan experimentar la paternidad. 

Melwin Cedeño responde sin dudar que “ser padre es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ellos son mi motor. Dios me envió unos ángeles espectaculares”.

Todavía tiene fresco cuando se estrenó como padre con el nacimiento de Melwin Ahmed, quien tiene 28 años y es el resultado de una relación previa. 

“Nació el primer hijo mío y el mundo me cambió. De ahí en adelante todo fue pensando en qué necesita él, que no le falte nada”, expresó.

Con el tiempo, nacieron los otros dos, Xander, de 15 años, y Ackerly, de 8, de su relación con la exbailarina Phaedra Michalzik. “Y ser padre fue más fuerte todavía”, agrega entre risas el coanimador de Pégate al mediodía (Wapa TV). 

De hecho, compara que la experiencia ha sido distinta con este par. “Estuve muy poco tiempo con el mayor, porque nos separamos bien rápido y no hubo mucha comunicación. No pude estar mucho tiempo con él porque no es lo mismo estar todos los días que estar un fin de semana sí y un fin de semana no. Fui padre bien jovencito. Tenía mucho trabajo y no me di cuenta de lo rápido que crecen. Pero ahora con estos dos pequeños que tengo me los estoy disfrutando al máximo”. 

El animador Melwin Cedeño manifiesta sentirse bendecido por vivir la paternidad.

De todos le divierte cómo lo aconsejan y hasta las opiniones que le dan de su trabajo en los medios. “Ellos me dicen: ‘papi, esto es lo que está pega’o’, ‘tienes que hacer tal cosa’, ‘estos son los ejercicios que hay, las dietas nuevas’. Es una cosa bien espectacular”. 

Al repasar la personalidad de cada cual, el orgulloso padre señala que Melwin Ahmed “tiene su propio estilo, es más serio, y siempre ha sido calladito, súper reservado”. 

Sobre el del medio, Xander, dice que es un niño muy aplicado. “Es un caballero, muy educado y cariñoso, con unos valores espectaculares. Está en el escuadrón Civil Air Patrol, de la Base Muñiz, que es como una sombrilla del Air Force. Me dice que va a ser niño toda la vida y yo lo tongoneo. Nos abrazamos. Es mi amigo, mi hermano. Somos bien unidos”.

La menor es su “princesa”, asegura. “Con mirarme nada más y ponerme esos ojitos de perrito triste, me destruye (ríe). Es una atleta espectacular, cinta negra en taekwondo desde los 6 años. Ama a Dios sobre todas las cosas y es bien espiritual”. De Ackerly también resalta su madurez. 

“Tiene 6 (años) para 60. Ella es mi mamá, pero pequeña. Me domina completamente. Me dice las cosas que tengo que hacer”, afirma. 

En su ilusión, anhela que sus hijos nunca pierdan la humildad. Además, tal como lo aprendió de su padre, les insiste en la importancia de tratar a todos con respeto. “Sea el presidente, sea empleado, cualquier posición que sea, les digo que todo el mundo vale lo mismo”. 

Si bien Melwin se siente complacido con los valores y las enseñanzas que inculca en sus hijos, aprovecha para aclarar que el crédito no le corresponde por completo. 

“El rol de la madre es de 99.5% de esa crianza, porque está con ellos todo el tiempo. Yo trabajo y ella está de ama de casa todo el tiempo. Ella es la maestra. Ella es todo para ellos. Todo lo que los niños son, la que más ha aportado es ella. Ella es el tronco fuerte, es la corona”.