“Un pueblo más noble que este no existe”, reaccionó el comediante Raymond Arrieta al llegar esta noche al frente marítimo de Cataño para cerrar la undécima caminata “Da Vida”, a beneficio de los pacientes de cáncer que reciben servicios médicos en el Hospital Oncológico.

Recibido por sus compañeros del programa Día a día, de Telemundo, el comediante prometió que caminará nuevamente, y con toda razón. Nuevamente sus auspiciadores y el pueblo puertorriqueño se desbordaron en donaciones y, aún sin contabilizar el dinero recogido en los pasados seis días, sobrepasó el millón de dólares que se había fijado como meta. En auspicios recaudó $1.6 millones.

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“Esta caminata más allá de ser por el Hospital Oncológico, se han convertido en la caminata del pueblo. Cada persona que camina con nosotros tiene un propósito en la vida, tiene por quien rezar, tiene por quien caminar, cada cual que viene y camina por nosotros, camina con alguien en el corazón”, manifestó emocionado antes de dirigirse directamente a los pacientes del hospital.

“Esto lo hicimos por ustedes”, dijo llorando.

En la tarima lo acompañaron el viudo y el hijo menor de Keylla Hernández, Robin Rodríguez y Gustavo Andrés, así como los familiares del exlíder político, Héctor Ferrer; el hermano Eduardo, y los hijos Héctor y Eduardo.

El hijo de la fenecida periodista echó a un lado la timidez y tomó el micrófono para expresar su agradecimiento.

“Estos cuatro días para mí han sido de verdad muy grandes. He aprendido muchas cosas, sobre todo de ustedes, ya que me han dado fuerzas y hoy tuve la oportunidad de ser voluntario y pues vi todo ese pueblo que daba dinero para los pacientes de cáncer y estoy bien agradecido de todos ellos”, dijo ante el orgullo de su padre que una vez salieron fuera de cámaras, lo abrazó y lo besó.

Igualmente, Eduardo Ferrer se expresó agradecido y en conjunto con sus sobrinos se comprometió a caminar nuevamente el próximo año por la memoria de su hermano y por la salud de todos los pacientes de cáncer.

“Independientemente de lo que usted piense, cómo se comporte o cómo conduzca su vida, es la causa más grande que nos une, una enfermedad que es triste. Lloré, abracé, saludé y recibí el cariño del pueblo nuevamente”, compartió Ferrer, quien caminó desde el inicio el pasado miércoles en Guánica.

La caminata arrancó cerca de las 3:00 p.m., desde el Bayamón Soccer Complex en Bayamón, entre un mar azul formado por la multitud que vestía la camiseta alusiva a esta edición, y cerca de una hora después, la lluvia cayó fuerte y consistente. Así fue desde la intersección del centro comercial Rexville Plaza con la carretera 167, hasta poco antes del centro del pueblo de Bayamón, pero eso no minó el ánimo y el compromiso de las personas con esta causa.

Hubo algarabía, bailes y hasta coros parranderos animando toda la ruta.

Esta undécima caminata comprendió 60 millas, y contrario a las ediciones anteriores, Arrieta se movilizó a distintos pueblos después de cada jornada, sin seguir una secuencia, lo que le permitió abarcar básicamente uno o dos pueblos de cada región de la isla. Esto la hizo más compleja, no obstante, reconoció que de otra manera no habría podido llegar a pueblos como Adjuntas, donde estuvo el segundo día.