La escena se repite en muchos hogares: el niño recibe los juguetes, pero se divierte más con la caja de cartón o con el papel de regalo. Tras la celebración del Día de Reyes y Navidad, los juguetes están por todas partes en el hogar. Hay un exceso de juguetes en la habitación del menor.

 Esa emoción de abrir los obsequios en algunos niños es pasajera y ante la abundancia de juguetes, el menor puede llegar a perderles el encanto, o peor, no les hace caso o solo se enfoca en su preferido.

El resto de los juguetes quedan en el olvido y culminan en un cajón, el clóset o el cuarto de los regueros. Entonces, ¿cómo los padres pueden inculcarles a los niños el cuido adecuado de los juguetes nuevos, el valor económico que representó para Santa y los Reyes Magos conseguirlos y, a fin de cuentas, el aprecio por los obsequios?

 El psicólogo Jesús Berríos Ortiz, padre de dos menores de seis años, establece de entrada que el primer error de los padres estriba en promover la filosofía de que “mis hijos van a tener todo lo que no tuve”.

Ese pensamiento fomenta en los menores una aptitud de ser merecedores de todo, a su vez que hace que los niños vivan en la opulencia enajenados del sacrificio que representa que haya un vídeojuego, una tableta o un juego en el hogar. Los menores no imaginan que a veces los padres dejan de comer para poder sufragar gastos en el hogar y complacerlos.

Cuestión de valores

“La gente piensa que dar regalos tangibles es lo que el niño valora o puede causar una emoción. El primer error que comenten muchos padres, y lo veo en mis consultas, es pensar que nuestros hijos tienen que tener todo lo que no tuvimos. Eso es un grave error, ya que los niños tienen que pasar por momentos de dolor y necesidades. Esto es parte del proceso de crecimiento y desarrollo del ser humano. No podemos darles todo”, explicó el psicólogo, que trabaja con niños, adolescentes y adultos.

 En su caso, con sus dos hijos aplica el hecho de explicarles a los menores el valor de cómo mamá y papá pudieron mediante el trabajo comprar un regalo para ellos.

“Sabemos que en estos días hay un exceso de regalos y tenemos que explicarles a los niños que cada juguete que se encuentra en la casa tiene un valor, tanto económico como de responsabilidad. Por tanto, ellos tienen que respetar y cuidar esos juguetes. No se les puede regalar todo. A mis hijos y dentro de sus edades les explicó que para que ellos tengan un juego, mamá y papá tuvieron que hacer un sacrificio; que el valor de las cosas no es el costo, sino la acción de afecto por la que se hace el regalo. Doy el regalo y lo acompaño con un beso y expreso que los amo”, subrayó el profesional de la conducta del ser humano, que siempre enfatiza hacer regalos intangibles como los abrazos, besos, caricias y tiempo de calidad juntos.

 En esa línea de regalos intangibles sugirió varios ejemplos como ir juntos a un parque de diversión o comprar una tontería luego de pasar un tiempo de calidad juntos. Igual recomendó fomentar los deportes y hacer actividades al aire libre en familia.

 Asimismo, destacó que es importante que el resto de los parientes y familiares comprendan que no se trata de regalos, sino de pasar tiempo con el menor.

Sobre el valor del dinero y del sacrificio que representa adquirir bienes materiales recordó una lección aprendida de su padre, a quien describió como un “fajón”.

“Cuando tenía 12 años quería unos tenis Jordan que costaban $100. Estamos hablando de que con $100 una familia en los 90 hacía una compra de un mes. Mi padre, que era camionero, me dijo vas trabajar en la casa durante los meses de junio y julio. Lavé los carros, corté grama... y al finalizar el verano me llevó a la tienda y me dio $25 por cada mes. Me dijo: ‘si quieres los Jordan pagas con esos $50 y te completo el dinero’. Ese día supe el valor del dinero”, rememoró.

Vital desprenderse

 El psicólogo reconoció que no es fácil que los niños se desprendan de sus juguetes, porque “va de la mano del desarrollo del menor”.

 En la medida que el niño crece sus intereses cambian y comienzan a desprenderse de los juguetes de acuerdo a las etapas de vida. En ese sentido, Berríos sugiere que intercambiar juguetes por actividades extracurriculares provocará que el menor vaya soltando sus posesiones materiales al preferir los deportes, por ejemplo.

Igual, el acercamiento de los niños a las donaciones de los menos afortunados es una práctica que los padres deben desarrollar desde temprana edad en sus hijos.

 Esta acción se logra al educar a los hijos sobre las carencias de los niños de escasos recursos. Sugiere como una práctica en ese sentido, que los padres recojan con sus hijos ropa y juguetes que ya no usan y están en buenas condiciones, e identificar un hogar de menores en la Isla para hacer la donación.

Y esas lecciones serán los regalos que les durarán a tus hijos toda la vida.

Errores de los padres

Pensar que los hijos son merecedores de todo lo que carecimos en nuestra niñez.

Mantener una filosofía de que nuestros hijos no deben experimentar necesidades. Parte del desarrollo y aprendizaje del ser humano estriba en ello.

Comprar costosos regalos y todo lo que el menor desea.

No dedicarles tiempo a los niños y compensar esto con un juguete.

Ceder ante las “perretas” del menor en las tiendas y complacer su antojo.

Regalar juguetes que no son acordes con la edad ni con los valores que desea inculcar.

No regales en exceso. Cuando son muchos no se valoran.

Fomentar una conducta de consumo.

Recompensar toda acción con un juguete.

No demostrar acciones afectivas al menor. Es mejor dar un beso que regalar un juguete.

No disfrutar de la simpleza de ir a un parque o hacer una caminata, practicar deportes o realizar actividades al aire libre.