Que si “a Rubencito no le gusta ponerle suavizador a sus camisas”, que “la carne no le gusta tan cocida”, que “él el café no lo toma oscurito…“La convivencia con la suegra bajo el mismo techo y sus constantes críticas están volviendo loca a Vanessa (nombres ficticios), y su esposo ha preferido mantenerse hacerse el desentendido.

Tan incómoda es la situación para la mujer de 35 años que, en medio de una discusión, Vanessa le dio a elegir a Rubén entre ella y su suegra. 

Incontables anécdotas, chistes y caracterizaciones en la cultura popular hacen referencia a la figura de la suegra como una variable de la cual suelen desprenderse fuertes tensiones en las parejas cuando esta irrumpe en la convivencia. 

Relacionadas

Un ejemplo reciente que trascendió a los medios de comunicación es el caso de los actores Julián Gil y Marjorie de Sousa, quienes se separaron pocas semanas después del nacimiento de su hijo, Matías, supuestamente por las diferencias que surgieron entre la madre de la artista, Gloria Rivas, y el también modelo y empresario. 

Aunque Julián negó públicamente los rumores, una serie de mensajes de texto que fueron incluidos como evidencia en la demanda por manutención que interpuso la venezolana, validaron la incomodidad que sentía el galán por vivir en el mismo lugar que su suegra. 

“Nunca en mi vida te diré que se vaya tu mamá. Te dije: ‘primero me voy yo’, pero no me puedes obligar a vivir con ella. Eso quiero que entiendas”, lee uno de los textos que fueron publicados en el programa El gordo y la flaca (Univisión).

Al analizar cómo puede afectar la relación de pareja la coexistencia con una tercera persona, la sicóloga clínica Libna Sanjurjo afirmó que la situación supone un reto mayor a los desafíos tradicionales que trae la convivencia. 

“El que dos personas decidan convivir ya es un reto para ambos porque tienen la tarea de tratar de integrarse y poder armonizar sus diferencias, gustos, intereses, manías. Así que, ya de por sí es un reto, y requiere tiempo, paciencia, tolerancia, amor, respeto por las dos personas que están tratando de convivir. Con ese escenario, si eso ya es retante, una tercera persona en el escenario de lo que es la convivencia va a añadir mayores retos a ese reto inicial”, indicó la experta.

Sanjurjo enfatizó en que aunque lo ideal es que las parejas tengan su espacio y tiempo para incorporarse y aprender a cohabitar, en ocasiones circunstancias imprevistas como factores económicos o de salud física o emocional, entre otros, contribuyen a que una tercera persona, en este caso la madre de alguna de las partes en la relación termine viviendo con ellos. 

Para la doctora es un reto que hay que enfrentar con total madurez y apertura para comunicarse y solucionar cualquier tipo de conflicto que pueda surgir como consecuencia. 

Es importante que en este proceso, la pareja pueda conversar con honestidad sobre sus emociones acerca de la presencia de esa persona en el hogar, y que en lugar de enfrentarse entre sí o tomar bandos, se conviertan en aliados que puedan establecer límites y fronteras para el tercero. 

“Si no están de acuerdo van a e estar bailando aparte, y ahí es donde vienen los conflictos”, recalcó.