El embarazo es una etapa normal de la vida, y parte de dicha normalidad es la sexualidad. De hecho, es una condición y no una enfermedad, como algunos quieren considerarlo, a tal punto que llegan a medicalizarlo, señala Álvaro Monterrosa, ginecólogo de la Universidad de Cartagena. 

A pesar de esto, todavía existen muchos mitos que se deben desterrar. En los primeros meses del embarazo, la mayoría de las mujeres evitan tener sexo simplemente por falta de deseo o por incomodidad con el nuevo estado. A esto se suman los típicos problemas propios de este estado, como son el cansancio y las náuseas.

Al menos, en las primeras semanas, muchas mujeres temen que la actividad sexual pueda perjudicar el embarazo porque el feto se encuentra en un estado frágil, según señala Mauricio Rojas, ginecólogo del Hospital Militar.

“Lo cierto es que esta actividad no debería interrumpirse, a menos que la mujer tenga algún tipo de riesgo o padezca alguna enfermedad o alguna afección en el aparato genital, y exista riesgo para la madre y para el feto”, señala el ginecólogo Rojas.

Según el experto, durante el embarazo los órganos de la piel están mejor irrigados, lo que favorece el deseo. Incluso, en esta situación muchas mujeres llegan fácilmente al orgasmo. 

Y precisamente a las parejas que les ha costado lograr el embarazo, el sexo en estado de gestación es mucho más tranquilo, y por eso la primera etapa puede convertirse en un verdadero placer.

“Al pasar un trimestre, los padres piensan si le harán daño al bebé cuando están haciendo el amor. Así que se abstienen de tener relaciones, y en realidad no pasa nada”, explica Jaime Urdinola, ginecólogo de la Fundación Santa Fe. Desde que comienza la semana 16, hasta la 30, muchas mamás se sienten bien, ya que su cuerpo se ha acostumbrado a la nueva situación, los pechos crecen y las formas se redondean más, agrega Urdinola.

El asunto es manejable. Pero justo el día en que la pareja siente por primera vez al bebé, crecen serias dudas y no saben cuál es el impacto de esa actividad en la criatura. 

Sin embargo, señala Rojas, “hasta cinco minutos antes del parto no hay contraindicaciones ni amenaza de un alumbramiento inesperado”.

“Los padres sienten, entonces, que ya tienen una compañía y solo se preocupan por el pequeño. Y aumenta el miedo a hacerle daño al bebé”, comenta Monterrosa. 

En realidad, el orgasmo femenino se produce en el útero y durante un tiempo muy corto la placenta proporciona menos sangre al bebé. 

Sin embargo, esto no significa que pueda dañar al pequeño, que está muy protegido por el líquido amniótico y por la pared muscular del útero, impidiendo que el semen pueda llegar allí, apunta Urdinola.

El saco amniótico tampoco se rompe como consecuencia de las relaciones. El semen puede ejercer un efecto sobre el moco cervical, ayudando a que se den cambios normales dentro del cuello del útero, que favorece o desencadena el trabajo del parto en la fase final, reitera Urdinola. 

Las contracciones uterinas que se producen durante el sexo son muy leves y no son suficientes para adelantar el parto. Si bien la mujer durante el orgasmo segrega la hormona prostaglandina, que ablanda el músculo uterino, la cantidad es tan pequeña que no estimula las contracciones.

En lo que coinciden los expertos es en que las relaciones sexuales deben tenerse con los cuidados propios y específicos de la condición de la mujer, en un ambiente de tranquilidad bajo una condición de acompañamiento, sin descontar, por supuesto, las limitaciones de posición normales en la mamá cuando está en las últimas etapas del embarazo, señala Monterrosa. 

“Un factor importante es que el varón y la mujer tengan condiciones saludables desde todo punto de vista. En determinado momento puede haber problemas para la salud del bebé si hay presencia de bacterias”, dice Urdinola.

Y no sobra recordar que el coito no es la única manifestación de la sexualidad. También están el cariño, el acompañamiento y la comprensión, factores que favorecen la condición humana y un parto más humano y tranquilo, asevera Monterrosa.

“El sexo antes del parto es un buen método para calmar al bebé, porque lo relaja y le genera bienestar”, expresa, por su parte, Urdinola.

En cuanto a las posturas, es más recomendable que la mujer se coloque sobre el 

hombre o la conocida posición de cucharita, para no presionar al bebé. La cercanía corporal es especialmente importante durante el embarazo, y aquí también cuentan los masajes y las caricias tiernas, reitera Monterrosa. También existe la relación genital sin penetración, que puede ser muy gratificante para muchas mujeres.

“Es importante que el varón conozca las formas de dar placer, aspecto fundamental para la vivencia del ser humano. Si bien se pueden contraindicar penetraciones por ciertos problemas, están las caricias y los estímulos, que la mujer puede disfrutar a plenitud”, dijo Monterrosa.

Contraindicaciones

-Cuando el orificio del útero se abre antes de tiempo.

-En el caso de amenaza de aborto o de parto pretérmino.

-Si hay sangrado o manchas extrañas.

-Si se ha detectado algún problema en la placenta.

-En caso de riesgo de parto prematuro.

-Cuando se padecen enfermedades como la diabetes, el asma o los problemas cardiovasculares.

-Si alguno de los dos tiene una infección genital.

-Si se produce una rotura prematura de la bolsa amniótica.