En pleno siglo 21, todavía en nuestra cultura a muchos les cuesta ver que una mujer siga soltera.

“Tan guapa, ¿y todavía no tienes novio?; ¿Algún jevo en el panorama?”, son solo algunos de los comentarios comunes.

Aunque siempre hay quien pase por alto las críticas, lo cierto es que a otras la frustración las invade. A esto cabe añadir la posibilidad de que la presión social las motive a tomar decisiones incorrectas con tal de tener a alguien a su lado, y de callar a quienes insisten en sus críticas.

“Los comentarios de la gente por no tener novio fueron bastantes”, confiesa Liza (nombre ficticio), quien a sus 39 aún no cuenta con una pareja. “A mis veintipico fue bien difícil porque siempre me querían presentar a alguien, servir de Cupidos, y hasta llegué a salir con hombres que ni me gustaban y ni me interesaban. Los comentarios llegaron al punto de abiertamente hasta dudar de mi orientación sexual, y todo por no tener novio”.

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A sus 30, Liza había conocido chicos, pero con ninguno logró mantener una relación estable. “O eran machistas, o no trabajaban. En fin, eran unos ‘defectos’, por decirlo así, con los que no estaba dispuesta a lidiar. Y por otro lado, los que llegaron a interesarme, simplemente, no me correspondieron”. Al ver que aún no contaba con un noviazgo, Liza decidió conocer candidatos a través de páginas en Internet especializadas para conocer pareja.

“Quería hacer el intento. Siempre he sido una persona introvertida, tímida y hasta llegué a pensar que no cumplo con las expectativas de lo que un hombre busca en una mujer. Esta alternativa, al ser algo más impersonal, pensaba que si me rechazaban, no me dolería tanto. Podía ser yo sin temor”.

Pero sus experiencias tampoco fueron alentadoras. Aunque conoció “muchachos muy agradables y respetuosos”, lo cierto es que esta alternativa “no me funcionó porque la mayoría de los hombres lo que buscan es una sex partner. A estas alturas de mi vida, y no es que me quiera casar mañana, creo que merezco que me tomen en cuenta para algo más en serio”.

De ese intento, hace más de cinco años. Decidió dejar atrás el afán de preocuparse por ‘el qué dirán’. “Ahora no me interesa para nada lo que piensen. Una de mis reglas, que me la enseñó un hombre y la aplico, es ‘hombre que no quiera algo más conmigo, no salgo con él por nada del mundo’”.

Pero la presión no es solo para las que nunca se han casado, sino también para las que llevan mucho tiempo separadas o divorciadas. Ese es el caso de Diana (también pidió ocultar su nombre real), madre de dos varones.

“Llevo divorciada 7 años. Yo tenía 29, así que no pasó mucho tiempo en que, aún en mi proceso de duelo, ya hubiera gente que me cuestionara: ‘tú eres joven y bonita, ¿cómo es que todavía no has conseguido novio?’. Te reconozco que a veces, dependiendo de quién venga el comentario, molesta”.

No niega que, con el paso del tiempo, llegó a cuestionarse si permanecer sin pareja tras su separación era parte de su destino. “Quería tanto tener una pareja, que llegué al punto de, en varias ocasiones, ingeniármelas para que alguien se quedara con los nenes y pedir un carro prestado, y hasta dinero para pagar peajes, con tal de yo poder conducir por dos horas para encontrarme con alguien en otro punto de la Isla. Había que intentar conocer a alguien”.

A sus 36, no ha conocido al hombre con quien tener una relación estable. “Sí quiero tener un compañero, alguien con quien tener intimidad, con quien ir al cine y con quien dormir acurrucada. Pero decidí que la presión social no me la voy a aplicar, no me va a afectar más”.

En desventaja

La psicóloga Omayra Rivera Rivera explica que “factores socioculturales y familiares influyen a la hora de tener o elegir una pareja, y también, en la manera en que lo hagamos. En nuestra sociedad se impulsa a la mujer, principalmente, a no estar sola y buscar pareja a cierta edad, más aún cuando el reloj biológico avanza y las posibilidades de quedarse sola y sin hijos puede ser visto como sinónimo de ‘no haberse realizado como mujer’”.

La experta en conducta humana enfatiza que, “aunque es importante señalar que los tiempos han cambiado, y aunque el matrimonio después de los 30 es mucho más común al igual que la opción de convivir, lo que no ha tenido cambios significativos es el hecho de que la mujer se quede sola”.

A su vez, advierte que “para escoger una pareja hay que saber esperar, esto no garantiza la felicidad, pero tendremos más tiempo de evaluarla en diferentes facetas. Hay un dicho que dice ‘es mejor estar solo que mal acompañado’”.

También, alerta que la desesperación “puede conllevar consecuencias negativas en cualquier situación y en la búsqueda de parejas, no es la excepción. El buscar pareja de forma desesperada u obsesiva como, por ejemplo, en algunos sites de internet no muy serios, puede conllevar a dar información falsa u ofrecer datos de tu persona que pudiera representar peligro como hasta la muerte. Esto en un asunto muy serio que se está viendo en muchas jóvenes adolescentes en varios países, incluso Puerto Rico. Una relación saludable conlleva tiempo y es en esa fase de conocerse, que se sientan los cimientos para establecer el respeto, la comunicación y la confianza. Por tal razón, el desespero imposibilita el que estos elementos se den y representen riesgos a la salud física (como enfermedades de transmisión sexual) y emocional de la persona”. 

¿ESTÁS DESESPERADA? 

La doctora Omayra Rivera Rivera te da unas sugerencias si presentas dificultad en esta área:  

-Evalúa cómo está tu nivel de autoestima. ¿Qué piensas de ti?  

-Haz un ejercicio de introspección y analiza qué razones te motivan a cometer los mismos errores o comportarte de cierta manera. 

-Pregúntate: ¿tienes dificultad para tomar decisiones si no cuentas con la aprobación de los demás?

-¿Cómo te sientes? La ansiedad y síntomas de depresión pueden contribuir a esa desesperación por estar con alguien.

-Sé consciente de que es necesario que te conozcas bien, saber “qué estoy dispuesta a dar y a recibir; en qué puedo ser flexible y en qué no estoy dispuesta a negociar”, aconseja. 

-Analiza cuáles son tus metas y considera explorar nuevas actividades. Sal a distraerte. Planifica salidas con tus amistades. 

-Recuerda que buscar ayuda con un profesional de la conducta puede ser de gran beneficio.