Como parte de tus herramientas para el mejoramiento personal debe ser darle constante mantenimiento a tu sistema emocional. A muchos se les olvida hacer esto. Incluso, se minimiza el manejo emocional a “yo no estoy loco” o haciendo lo contrario “estoy en depresión”. Ya sea negando las emociones o catalogándolas todas como depresión, no se logra el objetivo. Además de buscar ayuda profesional cuando sea necesario con un psiquiatra o psicólogo, es imperativo que como parte de la cotidianidad pienses y sientas tu sistema emocional.

Para lograr mantener tu salud emocional, ten presente estos puntos para procurar que este sistema se mantenga con un buen funcionamiento y fluidez. La idea es no restringir tus emociones. Tampoco es dejar que en tu cuerpo se acumulen las intensidades emocionales. La meta es crear consciencia de lo que experimentas y ayudarte a prevenir que se complique tu sistema.

1. Ten un confidente: Es bueno que tengas a una o más personas con quien te puedas desahogar. Es necesario sacar ese espacio para dialogar y poner en perspectiva. Para que funcione, debes asegurar que con quien lo estás haciendo es una persona que emocionalmente esté estable. Tampoco quieres hacerlo con alguien que sientas que te juzga o con quien te cohíbes emocionalmente. Si no tienes a nadie, considera seriamente encontrar un buen terapeuta. Tu mundo interno tienes que exteriorizarlo como parte de la sanación. Lo ideal es tener ambos. Un terapeuta no lo sustituye un conocido ni viceversa. Exteriorizar tus asuntos es una parte fundamental para tu sanación.

2. Ten actividad física: Es necesario que pienses en mantener tu actividad física presente todos los días de tu vida. Si no eres de hacer ejercicios o si los haces también puedes añadirle más movimiento a tu día. Considera estacionarte cada vez más lejos para hacer más pasos. Cada vez que estés sentada por mucho rato (un periodo mayor a 1 hora) levántate y camina. Teniendo cuidado mientras los haces, puedes integrar ejercicios como ‘squats’ mientras te bañas o en el baño. La idea es moverte más. Esto ayuda a fomentar tus niveles de serotonina y de endorfinas necesarias para el buen estado de ánimo. Por otro lado, la actividad física te sirve para manejar las emociones presentes al momento. Si le pones esa intención a la actividad física tienes mayor ganancia. Por ejemplo, piensa en que vas a caminar para manejar tu frustración; verás la diferencia.

3. Ten prácticas de sanación: Escoge conscientemente algunas actividades que entiendes que te sanan. Puede ser lo que sea. Si es comida, algunas personas o experiencias con ellas. Incluso, pueden ser actividades en la comodidad de tu hogar que tengan esa función tales como: un baño caliente, un té, hacer "journaling", colorear. En esta categoría también puedes tener terapias aliadas y profesionales como: terapeuta de masaje, psicólogo, yoga o cualquier servicio que te nutra.