Ya al fin se ve la luz refrescante de otro año nuevo. Entre los eclipses, las cuadraturas astrológicas, los tránsitos de mercurio retrógrado, los demás planetas en retrogradación y las dualidades planetarias, hemos caído en la redada del cambio a gran escala a nivel del planeta. Sobre todo en Puerto Rico, hemos experimentado un año lleno de incertidumbres políticas, económicas y de definición como país.

Adicionalmente, todos los seres -a nivel individual- hemos estado atravesando muchas pruebas y aprendizajes, en donde se nos ha llevado a cerrar ciclos definitivos en nuestra vida para abrir paso a otros. La resistencia al cambio es lo que ha causado el mayor malestar. Internamente hemos tenido que crecer para poder estar en un mejor espacio.

Como sabemos, se acerca el cierre del 2018 y la apertura del 2019. Ahora se abre una puerta para vivir intensamente el nuevo camino. Se abre la puerta para solidificar nuestras decisiones y así vivir congruentes con nuestros propios principios. El 2019 prospecta muchas oportunidades para crecer exponencialmente. Un crecimiento que nos lleva a manifestar abundantemente en las áreas que escojamos.

Este nuevo año nos invita a escoger lo que promovemos en nuestra vida desde la escasez o la prosperidad; la felicidad o la infelicidad; el amor o el desamor. De modo que debemos prepararnos para que la  energía de este año que viene sea de bienestar para nosotros.

El 31 de diciembre marca el cierre de un ciclo y el comienzo de otro. En definitiva, antes de pensar en los rituales del propio día 31 de diciembre debemos prepararnos física, emocional y espiritualmente para darle paso a las buenas vibras del 2019. 

Comencemos la preparación al 31 de diciembre con la celebración especial de la última luna llena del año. Este próximo sábado, 22 de diciembre de 2018 tenemos la última luna llena del año y la tenemos en Cáncer. Esta luna llena nos invita a mirar todo lo que nos lleva sentirnos en mayor sintonía con nosotros mismos.

Lo genuino y la comodidad con nosotros mismos es indispensable para el nuevo comienzo. Dejemos que la conciencia saludable del individualismo solidario inunde nuestro espíritu desde este día hasta el fin del año. Para ello, busquemos el estar con personas a nuestro alrededor que aportan a este estado de autocuidado individual y colectivo. Estemos conscientes hasta el 31 de diciembre de hacer conexiones diferentes. El refrán que dice “dime con quién andas y te diré quien eres”, debemos tenerlo bien presente. Se debe comenzar con decisiones a nivel micro para crear un efecto dominó en el resto.

Ese día en particular, coloquemos toda nuestra intención para alcanzar la felicidad a lo largo del día y en todas nuestras acciones. Además, coloquemos desde la mañana una vela color blanca en nuestro espacio para así conectar con la energía de la constelación de Cáncer y que todo lo bueno de este signo se manifieste en nosotros, en la familia y en nuestros espacios. Además, lleva contigo un accesorio color metal (metal, plata u oro blanco) de este momento hasta el fin de año para promover que todo tu ser se conecte con esto.