Cuando despertamos en las mañanas, aunque no estemos conscientes de algunas, tenemos metas para cumplir en el día. Algunas se sienten fáciles por tratarse de rutina, otras pueden ser más a largo plazo o requieren más tiempo para ser trabajadas. Pensemos en metas de dos maneras: tangibles e intangibles.

Las metas tangibles son las que traen resultados físicos, por ejemplo: pintar la casa en dos semanas o aumentar ingresos mensuales. Las intangibles son las relacionadas con las emociones y nuestro crecimiento personal (interno). Por ejemplo, confiar más en la gente o pensar más positivo. Ambas son importantes y están interrelacionadas porque mientras más crecemos como persona, más metas tangibles podemos manifestar.

Recordemos también que tener una meta no es un sueño, es establecernos algo a lo que sabemos que le vamos a dar el tiempo, el enfoque y quehacer necesario para lograrlo.

Hay tres pasos que nos darán claridad y empuje si lo practicamos diariamente:

* Compromiso: El compromiso debe ser con nosotros mismos, debe estar muy clara la meta y que podamos continuar, así lleguen obstáculos para distraernos o hacer más fuerte la intención.

* Convicción: La convicción hay que alimentarla a diario con pensamientos positivos. Creer en lo que estamos emprendiendo y tener gran certeza de las emociones que nos produce pensar que lo hemos logrado.

* Consistencia: Consistencia para ser estables y coherentes en el proceso, alineando nuestras acciones con la meta.

Seamos compasivos con nosotros mismos en el día a día, es mejor enfocarnos en las oportunidades que en los obstáculos. La primera oportunidad que nos dan está al despertarnos cada mañana. ¡Adelante!

De esto y mucho más estaremos compartiendo y trabajando en mi próximo retiro Lo Mejor de Ti, del 14 al 16 de junio. Para información, llama al 787-408-1977.