Dejar que sus niños jueguen con arena, con la tierra y con su mascota y que se ensucien, es divertido para ellos y, además, puede ser beneficioso para su desarrollo sensorial y ¡aunque no lo crea! también bueno para su salud.

Naychaly Rivera Nieves, psicóloga del Centro Piensa, en Hato Rey explicó que los niños tienen que tener espacio para desarrollar su área sensorial -que es el tacto, el movimiento corporal, los olores, las texturas, entre otros- y esto lo logran a través de la exploración y la experimentación, en áreas múltiples como pueden ser los parques, el patio, la playa u otros ambientes al aire libre.

“Hay que permitirles a los niños que exploren, que sientan curiosidad por investigar, experimentar y que jueguen libremente y, por supuesto, si esto implica que en el proceso se ensucian, hay que dejarlos”, sostuvo Rivera Nieves. 

Dijo la psicóloga que la responsabilidad de los padres y las madres es que, luego que los hijos terminen cada una de esas actividades, aprendan la importancia de las destrezas de la higiene y el aseo personal, tales como lavarse las manos, bañarse y ponerse ropa limpia, entre otras. 

Por el contrario, advirtió Naychaly Rivera, que un padre que sea demasiado restrictivo con su hijo y no le permita experimentar y jugar libremente para que no se ensucie, lo que puede es estar inculcándole miedo, y esto puede desembocar en patologías relacionadas a la ansiedad y a las obsesiones y compulsiones relacionadas a la limpieza. 

“Hay niños que por los padres estar prohibiéndoles que se ensucien porque se pueden enfermar, desarrollan miedo y terror a ensuciarse y tienen menos posibilidades de integrase de manera equilibrada al mundo. Hemos tenido casos de niños con miedo a ir al baño a sentarse pues dicen que se pueden contagiar con bacterias; niños que tienen miedo a sentarse en un pupitre donde estuvo otro estudiante y miedo a comer en lugares públicos, por terror extremo a los gérmenes”, aseguró. 

Indicó la experta que todo debe estar en un balance, y debe evaluarse caso a caso, tomando en cuenta las condiciones especiales de cada niño.

“Es adecuado permitirles a los niños que jueguen y experimenten, pero también es importante que aprendan a cuidar su higiene y aprendan a tener el autocuido que es esencial para una buena autoestima”, destacó Rivera Nieves. 

Desarrolla anticuerpos

Según varios estudios científicos, el tener poca o ninguna exposición a gérmenes puede ocasionar que una persona sea más propensa a desarrollar alergias o asma, pues estar en contacto desde niño con diferentes bacterias y microorganismos que se encuentran en lugares donde hay suciedad, permite que estos desarrollen anticuerpos y fortalezcan las defensas de su sistema inmune en general.

De igual manera, opinó el microbiólogo canadiense B. Brett Finlay en su libro Let Them Eat Dirt: Saving Your Child from an Oversanitized World (Deja que coma tierra: salvando a tu hijo de un mundo demasiado limpio). Dijo que los padres no deben desesperarse si sus hijos se ensucian al jugar. “Gran parte de los microbios que se encuentran en la suciedad, ayudan a ‘entrenar’ el sistema inmune y benefician la flora intestinal. Los niños que viven en el campo o que son dueños de perros, disminuyen las posibilidades de padecer asma en un 20% y la razón es porque están en contacto constante con microbios”, agregó Finlay. 

Por otro lado, datos científicos recopilados por la neuróloga pediatra estadounidense Maya Shetreat-Klein en su libro titulado The Dirt Cure (La cura de la suciedad) señalaron que el exceso de limpieza en los niños es negativo para ellos, pues el cuerpo debe estar en contacto con microorganismos para crear anticuerpos que prevengan del desarrollo de alergias a ciertos alimentos y a condiciones ambientales. 

Así que, piénselo dos veces antes de regañar a sus hijos cuando estén jugando y ensuciándose. Recuerde que lo que están es creando anticuerpos ¡y siendo seres humanos felices!