No resulta difícil darse cuenta que hoy en día cada vez son más las personas que adoptan el veganismo, un estilo de vida que se caracteriza por la negativa a comer carne o cualquier alimento de origen animal. Algunos lo hacen por moda, otras por verdadera convicción y también están quienes se suman a él para combatir el cambio climático.

Muchos de quienes quieren sumarse a ese estilo de vida son adolescentes y aunque Alejandra Alarcón, nutricionista de Clínica Universidad de Los Andes, afirma que “ser vegano puede resultar saludable para el organismo”, es importante tener claro que no es lo mismo que un joven quiera ser vegano a que una persona adulta lo desee.

“Es importante averiguar qué está pasando con el o la adolescente, por qué quiere ser vegano, y una vez que eso se tenga claro, sin hacer ningún juicio de valor ni mucho menos, observar que no esté con un trastorno alimentario encubierto, que utilice la excusa de ser vegano como una manera de bajar de peso de forma desproporcionada”, explica la experta en nutrición.

El siguiente paso -continúa Alarcón- es evaluar en qué etapa de desarrollo se encuentra, por ejemplo, una joven. “Puedes tener niñas de 13 años o puedes tener ‘mujeres’ de 13 años, entonces ahí van a ser diferentes las necesidades de micronutrientes que tienen ambas (...) Si tenemos una adolescente que no ha completado su desarrollo o no ha alcanzado su estatura máxima (...) puede tener deficiencias de micronutrientes y algunos macronutrientes que podrían afectar su talla final”, advierte.

La especialista explica que cuando una joven acude a su consulta con la decisión de hacerse vegana, le realiza una evaluación nutricional completa, no solo considerando el índice de masa corporal, sino que también le realiza algunos exámenes de laboratorio para chequear como están sus niveles de hierro, vitamina B12.

Dieta variada y suplementación

“Si una persona que decide ser vegana planifica bien su alimentación no debería tener ningún problema”, asegura Alarcón.

Sin embargo, para lograrlo hay que tener claro que los seres humanos necesitan una dieta variada que incluye productos animales como leche, carne o huevo, por lo que si estos se quitan es importante ser responsables en buscar otros alimentos que ayuden a suplir los nutrientes que se dejan de incorporar al organismo.

“En esto hay que ser disciplinada”, enfatiza Alarcón y agrega que “las legumbres tienen que estar presentes no una o dos veces a la semana, sino que todos los días. Hay que buscar maneras de prepararlas que no resulten tan calóricas”.

Respecto a los suplementos y vitaminas, sostiene que es importante que sean recetados por un especialista, porque se debe evaluar caso a caso. “Puede ser que necesite un multivitamínico, como puede necesitar alguna vitamina en específico, como zinc, calcio, magnesio u Omega 3, presente en los pescados”, afirma.

Señales de alerta

Según la nutricionista, es fundamental poner atención a las variaciones de peso que experimente un adolescente luego de comenzar con la dieta vegana. “Si baja mucho de peso, más de un 10% en unos tres meses, hay que estar atenta. A veces en principio bajan, pero después tienden a recuperar el peso a expensas de grasas, no de materia muscular, y les cuesta mantener un poquito más el peso”, explica.

Una recomendación que entrega Alarcón para controlar de mejor manera la alimentación es plantearle ir cambiando la dieta de a poco.

“Que parta siendo flexivegetariana, luego vegetariana y a medida que demuestre madurez en el proceso, llegar a ser vegana (...) Una les pide que demuestren un nivel de madurez para soportar lo que viene y no tener problemas”, dice.

La nutricionista también considera importante fijarse en ciertos signos físicos como la caída de cabello, que podrían evidenciar que la adolescente no está incorporando suficientes nutrientes. “Cuando empiezan a tener problemas con el hierro o bajan mucho de peso, se les corta el ciclo menstrual o empiezan a tener irregularidades en él. A veces cuando la cantidad de calcio no es suficiente, empiezan a acalambrarse mucho o tienen lesiones deportivas”.

La rigidez y obsesión con la dieta vegana tampoco es buena y puede ser indicador de trastornos alimentarios. “Que se empiecen a colocar muy perfeccionistas y ves que cuentan la cantidad de almendras o nueces (...) Hay que estar atentas, porque la idea es que puedan tener cierto nivel de flexibilidad para que esto sea un estilo de vida y no una cosa que les genere angustia”, concluye la especialista.