Cuando una persona manifiesta síntomas de Alzheimer, el deterioro en las neuronas probablemente ya lleva más de una década, por lo que muchas de las investigaciones sobre esta enfermedad van dirigidas a la búsqueda de una detección temprana.

Si se lograra eso, según Vega, se evitaría además “la lucha con los planes médicos”. “Se podría diagnosticar más temprano y los planes se verían obligados a cubrir tratamientos y no esperar a que haya problemas cognitivos”, recalcó.

Vega citó un estudio en el que siguieron a más de dos mil personas durante 18 años. “De esos dos mil y pico, un 25 por ciento desarrolló la enfermedad de Alzheimer. Cuando van retrospectivamente viendo las pruebas (realizadas a lo largo de esos años) pudieron ir a ese punto (de comienzo de enfermedad) 18 años antes. Por eso es que ahora la investigación es para desarrollar herramientas que nos lleven al diagnóstico antes”, insistió el profesor asociado de la Universidad Estatal de Michigan.

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Los  pacientes de Alzheimer se pueden dividir en dos grupos, el esporádico, “que la desarrolla por multiplicidad de factores”, y el de “presentación temprana”, que son los que la desarrollan por una mutación genética. El cinco por ciento de los casos está relacionado con esta mutación.

“Esos individuos tienen una mutación en uno de tres genes. Incluso, se les puede diagnosticar antes de nacer porque es una mutación. Puede vivir en una burbuja pero va a desarrollar la enfermedad de Alzheimer, no hay manera (de no desarrollarla) porque esas mutaciones son dominantes”, explicó.

De la misma manera en que se toma un fármaco para la fiebre pero no se combate la infección que la causa, los medicamentos para el Alzheimer lo que hacen es “enmascarar los síntomas en etapas primarias y moderadas de la enfermedad, no detiene el proceso”.

“Para poder desarrollar medicamentos que detengan la progresión todavía estamos tratando de encontrar cuáles son los mecanismos, las moléculas que debemos atacar”, indicó.

Mientras se investiga, los casos de Alzheimer aumentan, y no se sabe exactamente la razón. Podrían ser muchas.

“Ahora mismo, esos estudios epidemiológicos y demográficos no han podido determinar la razón exacta por la que hay más casos. Hay más personas en riesgo porque han llegado a edades más avanzadas y hay factores de riesgo a nivel genético”,  señaló.

También, explicó el neurocientífico, hay muchos soldados sobrevivientes de las últimas guerras que han estado expuestos a explosiones “y hay una asociación entre trauma cerebral y desarrollo de Alzheimer”. 

“Accidentes con impacto en el cerebro, explosiones, caídas, deportes como el boxeo; en todos hay una correlación directa con la enfermedad de Alzheimer”,  expuso.

Desatender condiciones como la diabetes y la hipertensión también está entre los factores que, se cree, contribuyen al desarrollo de la enfermedad, además de todo lo que cae en “estilos de vida”. “El estrés, la poca alimentación nutritiva, la pérdida de sueño. Cuando una persona no duerme, entra en estados esquizofrénicos, presenta rasgos de demencia. El sueño es esencial para limpiar el cerebro”, observó el científico, quien está convencido de que ejercitarse, tener bajo control los padecimientos y descansar adecuadamente protegen contra la enfermedad.

En estudios que se han hecho con cerebros de personas muertas a los 90 y 100 años que no presentaban síntomas de Alzheimer se han encontrado los mismos agregados -depósitos inusuales asociados con la muerte de las neuronas- que se encuentran en personas diagnosticadas con la enfermedad, por lo que se infiere que se puede vivir con esos agregados.

“Estos agregados se forman dentro de las neuronas y fuera de las neuronas. Son a base de proteína y se activan unos procesos de estrés. Llega un momento en que la señal de estrés continúa y el mecanismo que debía proteger el cerebro se vuelve un arma mortal. Si una neurona no se puede comunicar con otra, se muere”, explicó.

La filosofía de la investigación de Vega va dirigida, precisamente, a que una manera de atender la enfermedad es “ayudando al mismo cerebro a entender cómo lo hace y que limpie o viva con esos agregados sin mayor muerte neuronal”.