Muchos sabemos del uso estético del bótox; de cómo ayuda a atenuar las arrugas en la frente, el entrecejo y “patas de gallo”, entre otras, así como cuello y manos. Pero, ¿sabías que el bótox tiene otras aplicaciones terapéuticas médicas? 

El doctor Omar González Yanes, otorrinolaringólogo, explicó que una de las primeras aplicaciones de la toxina botulínica, mejor conocida como bótox, fue para tratar una enfermedad llamada disfonía espasmódica. 

“Dicha condición es un tipo de distonía focal. Es una enfermedad neurológica la cual causa contracción excesiva de los músculos, creando movimientos y posturas anormales en una parte específica del cuerpo (de ahí el término ‘focal’). La distonía focal puede afectar músculos de los ojos, boca, cuerdas vocales, cuello, manos y pies”, indicó el médico.

Según González Yanes, si la distonía es en las cuerdas vocales, se le conoce como disfonía espasmódica. Este es un trastorno crónico (a largo plazo) de la voz. En la disfonía espasmódica el movimiento de las cuerdas vocales es tenso y forzado, y tiene como resultado una voz que suena quebrada, temblorosa, ronca, tensa o entrecortada. La persona experimenta espasmos o interrupciones vocales, periodos durante los cuales no puede producir algún sonido (afonía), y tiene periodos durante los cuales se produce una voz casi normal.

En la actualidad no existe cura para la disfonía espasmódica. Sin embargo, sí existen diversas cosas que puede hacer el paciente para mejorar la voz.

“El paciente puede ir a su especialista en oído, nariz y garganta, otorrinolaringólogo, para que le ponga una inyección de toxina botulínica (bótox) en una o ambas cuerdas vocales, permitiendo así que pueda producir voz correctamente”, destacó el doctor. 

En este tratamiento, la toxina botulínica debilita los músculos laríngeos y tiene como resultado una voz más suave y menos forzada, porque las cuerdas vocales se cierran con menos fuerza. 

“Este tratamiento dura entre tres a cuatro meses y se realiza en la oficina médica, es un proceso ambulatorio. El paciente tiene que estar inyectándose de por vida para poder hablar y así poder realizar todas sus actividades sociales y profesionales”, señaló el especialista. 

En Puerto Rico, esta condición la padecen uno de cada 100,000 habitantes. Actualmente, hay unos 50 pacientes en la Isla que se inyectan bótox en sus cuerdas vocales, regularmente.

Estas inyecciones son el tratamiento más común para esta afección y también se utilizan para tratar otros problemas en la laringe, así como en afecciones en distintas partes del cuerpo.