La llegada de un bebé al hogar suele ser motivo de alegría y celebración, pero dicho acontecimiento también viene cargado de un reajuste en la rutina diaria que puede provocar en los nuevos padres estrés, irritabilidad, ansiedad y angustia. 

Esos síntomas que pueden ocurrir tras el alumbramiento de la mujer y que son indicios de depresión posparto también pueden ser identificados en los hombres.

Un análisis que recopiló los hallazgos de 43 estudios y que fue publicado en 2010 en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) estableció que el 10.3% de los padres sufre de depresión entre el primer trimestre de vida de sus hijos y el primer año. Cuando se compara ese porcentaje con el 4.8% de depresión en la población masculina general de entonces, puede considerarse una estadística elevada. 

Relacionadas

Aunque poco se habla de la depresión masculina posparto, el sicólogo Andrés Colberg afirmó que, en efecto, hay hombres que presentan los síntomas tras el nacimiento de un hijo y que, al igual que en las mujeres, son varios los factores que pueden causarla. 

La profesora Molly Meighan, de la Escuela de Enfermería del Colegio Carson-Newman, en Jefferson, Missouri, publicó en 1999 su investigación “Viviendo con depresión posparto: la experiencia del padre”, en la que atribuyó este trastorno en las mujeres a causas como la fluctuación en los niveles hormonales, falta de sueño, cambios físicos inmediatos y el ajuste emocional que viene con la maternidad. 

En el caso de los hombres, observó que la raíz mayormente proviene de un sentido de responsabilidad con la madre y el hijo que aumenta tras alumbramiento, inquietudes de carácter económico e, igualmente, la falta de descanso. Incluso, señala que autoridades médicas argumentan una disminución de los niveles hormonales en el padre luego del parto, tal como ocurre con la madre. 

Meighan buscaba el sentir de los esposos de las pacientes de depresión posparto y para su sorpresa, gran parte de los padres encuestados coincidió en estar deprimidos también. Dijeron experimentar miedo, confusión, preocupación por sus cónyuges, impotencia para ayudarlas a superar la enfermedad, frustración y enojo al no poder “arreglar el problema”. 

Al igual que ella, Colberg considera que las razones pueden ser distintas, pero a base de su experiencia opinó que muchas veces la depresión posparto sucede cuando de se produce de manera inconsciente una resistencia en la transición de una etapa -como el embarazo- a la próxima: el inicio de la crianza. 

“Hay una pérdida, en este caso de una fase que termina porque comienza la otra y al igual que la madre, que lo sacó de la barriga, papá salió de la fase de la preparación porque ahora va a tener otra que requiere otros cuidados y preocupaciones”, explicó. 

“Parte del proceso del embarazo es cocinar toda esta expectativa invirtiendo en las cortinitas, la ropa de cama, la ropa del bebé, los botines, la pintura, la musiquita, los peluches, los juguetitos, que es también una inversión del padre en el bebé cuando éste no ha llegado. Entonces (cuando el bebé nace), se convierte en un cambio de ejercicio. Una cosa es estar planificando y preparando, y otra muy distinta es la llegada del bebé”, abundó Colberg. 

Dentro del cuadro de depresión del padre ha podido identificar otras situaciones como celos, debido a que las atenciones de la madre que antes eran para él se vuelcan hacia el nuevo miembro de la familia, tal como ocurre a veces con un hermanito mayor cuando los hay. 

Asimismo, afirmó, hay padres que se deprimen porque anatómicamente no pueden participar del proceso de lactancia. 

“Conozco casos de hombres que han llorado a lágrima tendida y le han reclamado a Dios porque ellos no tienen senos y se han sentido excluidos de esa etapa tan preciosa que es solo de madre e hijo. En otro escenario, tuve un padre que se declaró a sí mismo como padre lactante porque él fue quien asistió a todas los cursos de lactancia”, detalló.

De acuerdo con la doctora Mireily Rivera Rosado, especialista en ginecología y obstetricia, los síntomas de este trastorno no son distintos de los que se manifiestan en una depresión común: pérdida del sueño, desgano, cambios en el peso, pérdida de energía, sentimientos de culpa y la falta de interés en actividades que antes disfrutaba. 

Indicó que en las primeras dos semanas tras el alumbramiento es común que las madres experimenten “tristeza posparto” debido a que se produce en una baja repentina y significativa en los niveles de estrógeno y progesterona. 

“Eso va a estar asociado a que estén más sensibles, lloren con frecuencia, estén tristes, pero eso es algo que, usualmente, en las primeras dos semanas se resuelve”, declaró. 

Cuando dichas emociones sobrepasan ese periodo es que se adjudica el término depresión.

“Ahí las pacientes muchas veces van a estar llorando constantemente, no van a poder dormir, no van a querer comer, a veces hasta dejan de cuidar al bebé porque no se sienten aptas. Se sienten bien ansiosas y muchas veces piensan que hasta no son buenas madres y hasta dejan de cuidarse ellas mismas”, explicó. 

Recalcó que el trastorno en las madres puede ocurrir durante el primer mes, existen casos donde puede extenderse durante un año. 

Además de los cambios hormonales, otros factores que aumentan la posibilidad de sufrir depresión posparto pueden ser el contar con un historial médico de depresiones previas o cuyos padres o familiares cercanos padezcan del trastorno, que se trate de un embarazo no planificado, que el embarazo sea producto de una violación o que se trate de una madre sumamente joven. Madres solteras o cuyas parejas no están presentes para acompañarlas, la fatiga o cansancio, y aspectos en el estilo de vida de la madre como consumo de alcohol, drogas o cigarrillo tienen también un riesgo mayor de sufrir la depresión posparto, sostuvo la experta.

Estadísticas realizadas en Estados Unidos apuntan a que de 5% a 25% de las mujeres que dan a luz o una de cada siete sufre de depresión posparto. 

“En mi práctica, de 100 partos, más o menos, he tenido dos pacientes de depresión posparto. No es una muestra representativa porque es pequeñita, pero por lo menos es lo que yo he visto aquí”, comentó.

De otro lado, afirmó que en estos casos se recomienda que la paciente sea tratada por su obstetra, y en el caso de que sea necesario, sea referida a un profesional de la salud mental. 

“Si es una paciente que necesita medicamento, se le pueden dar alternativas. Si es una paciente que no tiene ideas suicidas ni homicidas ni hacerle daño al bebé, se le puede dar la opción de sicoterapia, pero en la mayoría de los casos se necesita medicamento, un antidepresivo. En mi caso, yo las empiezo con un antidepresivo y siempre les recomiendo que vayan al siquiatra. Las sigo (en una base) semanal hasta que vea que se sienten bien y en el caso de que tengan ideas suicidas u homicidas, rapidito a sala de emergencias”, puntualizó.