Integrar prácticas que aporten a una mayor calidad de vida en la tercera edad es uno de los objetivos que motivan a muchos a conocer sobre diversas alternativas. Y si entre sus beneficios se incluyen mejoras a nivel físico y emocional, mejor. Entre estas opciones figura la disciplina del yoga, que cuenta con la ventaja de ser accesible en términos de aprendizaje.

“Siendo una disciplina que unifica cuerpo, mente y espíritu, desde un principio cualquier persona va a tener beneficios”, destacó Isabel Rodríguez, quien lo practica hace 40 años e imparte la disciplina junto con su pareja, Ángel Rivera, en la Escuela Superior de Yoga de la IYTA en Miramar (San Juan), creada por ambos.

Artritis, presión arterial alta, estrés, esclerosis múltiple, estos son solo algunos de una larga lista de padecimientos en los que el yoga ha logrado resultados favorables. 

“Trabaja para todas las condiciones que tiene la persona de mayor edad, específicamente la tristeza. Cuando viene a una clase de yoga, las respiraciones ya te empiezan a poner a pensar diferente, el estiramiento, la meditación, la relajación”.

A su vez, “si padece de presión alta, se ha comprobado científicamente que comenzar a respirar profundo, aguantar el aire y exhalar, puede bajar la presión sin tomar un medicamento. El control y manejo de la respiración, la relajación, ayuda mucho también a la persona tensa, con altos niveles de estrés. Eso es lo que más busca la gente que viene”. 

Por su parte, Rivera añadió que “el beneficio principal que tenemos es el masaje que damos a los principales órganos internos, o sea, a las glándulas endocrinas. Por ejemplo, para el hígado hay unas posiciones que se les da masaje”, señaló. 

También, existen posturas para ayudar con este propósito “al páncreas, al sistema digestivo”, dijo. “Pero lo principal es que tenemos las posiciones para trabajar con la respiración. La mayor parte de las personas que vienen de la tercera edad buscando un yoga restaurativo, lo primero que tienen son los problemas del sistema respiratorio, sea por enfermedad alguna, o sea por algún trauma, o sea por medicamentos constantes que se toma. Entonces el yoga ayuda a revertir, a fortalecer la capacidad pulmonar. Si se fortalece la capacidad pulmonar se fortalece el sistema circulatorio, todos los sistemas que componen el cuerpo tienen un beneficio completo”.

El instructor, quien aclaró que la clase de yoga restaurativa aplica a cualquier edad, agregó que “tenemos personas con esclerosis múltiple que han tenido una mejoría grande siguiendo los principios del yoga, visitando por lo menos dos veces en la semana”, que es la cantidad mínima de sesiones sugerida para observar los beneficios. 

Posible para todos

Una de las ventajas de esta práctica es que nunca es tarde para comenzar a derivar sus beneficios. Además, el aprendizaje se adapta a cada estudiante. 

“Sabemos que se ven posiciones difíciles en anuncios, pero una clase de yoga restaurativa se hace sentado en una silla, bien cómodo, o en un sillón acojinado, y las personas van a tener los mismos beneficios que si puede ponerse de pie o estar sentado. Todo se adapta a la capacidad física que tenga la persona, y la capacidad de respiración”, aclaró el maestro de 79 años.

A su vez, Rodríguez reiteró que lo puede practicar toda persona. “Inclusive para quienes sufren de artritis, de falta de estiramiento, que muchas veces no tienen esa flexibilidad completa, existen lo que son los props (accesorios) como cojines, bloquecitos para ayudar a la postura, a que la persona los pueda hacer”. 

La maestra de 71 años fue enfática en que a la hora de escoger dónde aprender, “es importante que los profesores estén certificados”. Además, comunicarle al instructor si se trata de la primera vez en exponerse a la disciplina. 

La pareja se ha mostrado igualmente interesada no solo en enseñar, sino en guiar a futuros maestros para seguir impartiendo los beneficios del yoga como una filosofía de vida.

“Estamos celebrando 35 años en Puerto Rico certificando profesores”, expresó con orgullo Isabel Rodríguez.