Queridos Luisito y Betty, no tengo ladridos suficientes para agradecerles todo el amor que me dieron. El 14 de marzo se cumplieron tres años de mi partida al cielo de los perritos, donde corro libremente en el valle detrás del arco iris. No quiero que me recuerden con tristeza, sino con la satisfacción de saber que los sigo amando como el primer día. Sé que sigo intacta en sus corazones porque “jamás muere lo que nunca se olvida”. Con amor, Berry.