Te gustaría adoptar un perrito o gatito. Ya tienes una que lleva un tiempo en casa por lo que crees es el momento ideal para traer otra mascota. ¿Estarás haciendo bien?

Cuando se integra una nueva mascota al hogar, lo primordial será asegurarnos de que podremos sobrellevar la carga económica durante toda la vida de ambos animales.

No solo hay que contemplar sus visitas al veterinario, alimentación y acicalamiento, sino que hay que tener en cuenta los gastos imprevistos de las emergencias médicas que puedan surgir.

Superado ese paso, será crucial que hagas todo lo posible porque la mascota más antigua se sienta bien con los cambios que genera la llegada de una compañera.

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Todos los animales son territoriales de un modo u otro y hay que ayudarlos a adaptarse a compartir las atenciones y el espacio.

De no ser cautelosos con esto, la mascota antigua podría sentirse desplazada y podría sufrir ansiedad y hasta manifestar reacciones negativas como hacer sus necesidades dentro de la casa, ladrar o maullar excesivamente, distanciarse de sus guardianes, romper cosas, etcétera.

¿Qué hacer?

Primer encuentro. Los cachorros instintivamente comenzarán a jugar. Si la mascota antigua es adulta, escoge un terreno neutral para presentarlas. Con suavidad, acércalas para que se vean y se huelan. No las dejes solas sin supervisión.

-Primeros días. Nadie en casa debe darle demasiada atención a la mascota nueva en presencia de la antigua. Enséñales a ambas que ninguna puede acercarse a su plato de comida o agua hasta que tú lo autorices. Ponlas a comer en lugares separados y según se acostumbren la una a la otra, podrás acercarlas, pero siempre bajo supervisión. No permitas que una invada los lugares o le quite los juguetes de la otra. Con el tiempo, ellas establecerán sus territorios. A ambas debe enseñárseles que los guardianes son los dueños de sus cosas (camas, juguetes, platos, etcétera), pues esto evitará reacciones agresivas.

-Rutina. Incluyan a ambas mascotas en una misma rutina diaria. En los perros, el paseo será la mejor manera de ayudarlos a congeniar.

-Señales de alerta. Miradas fijas a los ojos, pelos erizados, colas tiesas, posturas rígidas y gruñidos son señales de que un encuentro agresivo podría ser inminente. El remedio más eficaz es retirar a la mascota agresiva y ponerla en “solitario” (¡sin gritos y sin golpes!). Cuando se tranquilice, se reunirá con la otra. Si vuelve a ser agresiva, se le pondrá en time-out nuevamente hasta que entienda que ese comportamiento no está permitido.