Michael Collins, uno de los tres astronautas que participaron de la histórica misión que logró pisar la luna en 1969, murió hoy, miércoles, a causa de un cáncer, anunció su familia.

Junto a Neil Armstrong y Buzz Aldrin partió desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida, el 16 de julio de 1969, a las 9:32 hora local, cuando despegó el cohete Saturno V que transportaba la nave con los tres astronautas que llegaron a la Luna el 20 de julio.

“Lamentamos compartir que nuestro amado padre y abuelo falleció hoy, luego de una valiente batalla contra el cáncer. Pasó sus últimos días en paz, con su familia a su lado. Mike siempre enfrentó los desafíos de la vida con gracia y humildad, y enfrentó este, su desafío final, de la misma manera”, escribió la familia en un mensaje publicado en la cuenta oficial de Collins en Twitter.

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“Lo vamos a extrañar muchísimo. Sin embargo, también sabemos lo afortunado que se sintió Mike de haber vivido la vida que hizo. Honraremos su deseo de que celebremos, no lamentemos, esa vida. Únase a nosotros para recordar con cariño y alegría su agudo ingenio, su tranquilo sentido de propósito y su sabia perspectiva, obtenida tanto al mirar hacia atrás a la Tierra desde la perspectiva del espacio como al contemplar las tranquilas aguas desde la cubierta de su barco de pesca”, añade el texto.

Por su parte, el administrador interino de la NASA, Steve Jurczyk, aseguró que “la nación [norteamericana] perdió a un verdadero pionero y defensor de toda la vida de la exploración”.

“Como piloto del módulo de comando del Apolo 11, algunos lo llamaron ‘el hombre más solitario de la historia’, mientras sus colegas caminaron sobre la Luna por primera vez, ayudó a nuestra nación a lograr un hito decisivo”, recordó Jurczyk.

El 20 de julio de 1969, millones de personas sintonizaron sus radios o vieron en sus televisores las granosas imágenes en blanco y negro de la misión Apollo 11, en la que los astronautas Armstrong y Aldrin pusieron pies en la Luna, en uno de los logros tecnológicos más gloriosos del ser humano.

Collins se quedó orbitando el satélite solo abordo del módulo de mando mientras Armstrong proclamaba para la eternidad: “Es un pequeño paso para un hombre, un gigantesco salto para la humanidad”.

“Michael siguió siendo un incansable promotor del espacio. ‘La exploración no es una elección, en realidad, es un imperativo’, dijo. Intensamente reflexivo sobre su experiencia en órbita, agregó: ‘Lo que valdría la pena registrar es qué tipo de civilización creamos los terrícolas y si nos aventuramos o no en otras partes de la galaxia’”, añadió el administrador interino de la NASA.

El fallecido astronauta también se distinguió en el Programa Gemini y como piloto de la Fuerza Aérea.

“Sus propios logros característicos, sus escritos sobre sus experiencias y su liderazgo en el Museo Nacional del Aire y el Espacio ayudaron a obtener una amplia exposición del trabajo de todos los hombres y mujeres que han ayudado a nuestra nación a alcanzar la grandeza en la aviación y el espacio. No hay duda de que inspiró a una nueva generación de científicos, ingenieros, pilotos de pruebas y astronautas”, expresó Jurczyk.