Toa Baja - Ricardo Escalera y su familia fueron los primeros comensales que entraron a las 11:30 a.m. de este martes al restaurante Pezca’o, localizado en la principal avenida comercial de este pueblo, la Boulevard, con el ánimo de celebrar su graduación de sexto grado.

Transcurrió el mediodía y la familia continuaba siendo la única que había entrado al salón comedor a degustar una paella y otros gustos del mar que allí venden.

Ni la abuelita, Lillian Ruiz, faltó en la celebración del menor, quien se graduó con altos honores de sexto grado del Colegio Puertorriqueño Marinel, en Levittown.

Ricardo era el más ilusionado que estaba con salir a comer en un restaurante. Afirmó que una celebración en su hogar sería “aburrido”.

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“Tienes que ir a un lugar para que te entretengas y que comas”, señaló el niño.

La madre del menor, Ileana Ruiz, manifestó que “teniendo precaución” es factible asistir a un restaurante. Por ello, se expresó contenta con que le tomaran la temperatura y le echaran alcohol en las manos antes de entrar. Estas medidas se han tomado para evitar el contagio del coronavirus.

“Es importante volver otra vez al ritmo que teníamos hace tres meses atrás y aprovechando la reapertura, que no hay nadie, de yo ser la primera, (llegué) tempranito para aprovechar esta celebración que es tan importante para mí”, indicó la mujer, quien estaba feliz de no llegar a su casa a cocinar.

El propietario Pedro Soto, por su parte, solo pedía a Dios que más comensales llegaran a su local.

Dijo que, “en el caso de nosotros, que nos dedicamos a vender marisco fresco, por ejemplo, desde que empezó esta pandemia, esto ha afectado brutalmente las ventas, porque me afectó mi mejor época del año, que es marzo, abril, mayo, junio. Nada, estamos nuevamente tratando de reabrir los negocios, tratando de que los empleados vuelvan a trabajar y buscando la mejor forma de satisfacer a nuestros clientes para no perderlos y para que sigan viniendo”.

Sin embargo, en el primer día en que la gobernadora Wanda Vázquez permitió a los restaurantes tener abierto el 25% de sus salones comedores, así como a los negocios al detal, lavanderías y ‘car wash’ operar, la respuesta del público fue “floja” para la mayoría de los comerciantes de la avenida Boulevard. Solos los estacionamientos de los salones de belleza se veían llenos.

David Rosado, dueño de Executive Office Supply, era uno de los más que lamentaba que las ventas estuvieran “flojísimas”.

Indicó que como no tiene dinero para pagar a la Autoridad de Energía Eléctrica, decidió comenzar operaciones sin aire acondicionado y que, si el panorama no mejora, considerará irse a la quiebra o cerrar el negocio.

No supo precisar por qué la clientela no llegaba a su negocio. Aceptó que no hizo promoción de la apertura, pues dijo que todo el país sabía que los negocios al detal iniciarían este martes sus operaciones.

“Estoy pensando eso mismo, si vale la pena abrirlo o no… Es una situación muy triste y lamentable, porque de aquí dependo yo, depende mi hija y mi nieto. Si el negocio se va a pique, pues todos sufrimos. Entonces, hay mucha deuda que pagar, hay compromiso”, expresó.

Maritza Alicea, quien es propietaria de Levittown Uniforms, también se quejó de la falta de clientela. Comentó que el que los estudiantes no estén activos en las escuelas también les afecta.

Varias personas se dieron citas a restaurantes, salones de belleza y dealers de autos.

“Desde el terremoto para acá, yo no he podido empezar. Yo empecé en enero en esta ubicación y realmente no he podido comenzar. Primero los terremotos, tuve más o menos febrero y en marzo vino la pandemia. Ahí, (pausa), hacia adelante”, señaló la mujer, quien espera ganar ahora clientela con la venta de mascarillas de tela.

“Es frustrante, porque siguen pasando cosas y cosas y cosas, y uno con un pie para adelante y dos para atrás, pero en el nombre de Dios uno sigue hacia adelante y reinventarse, si no se puede con lo que uno tiene”, añadió.

El comerciante Otilio Santiago Santiago, de la tienda Novias Otilio Santiago, abrió su boutique especializada, pero reconoció que no tendrá nada de ventas nuevas por los próximos días. Es que aceptó que ninguna novia comprará un traje de $2,000 o $3,000 sin medírselo. Por ello, está resignado a esperar que la gobernadora acceda a que la clientela pueda probarse estos artículos.

No obstante, Santiago Santiago tiene su protocolo listo, el cual permitirá una sola clienta en su tienda de dos pisos, así como un proceso de higiene a seguir.

“Ciertamente, las complicaciones que tenemos ahora mismo es que no se pueden medir los vestidos. Todo tiene que ser por cita. Entonces, yo después del 15 de junio se estará llamando para dar las citas nuevas, los entalles y entrega de vestidos. Han venido varias novias, se quieren medir los vestidos, pero gracias a la ley de la gobernadora, desafortunadamente, no podemos medir los vestidos. Podemos enseñarlos y todo, pero no se pueden medir. Las clientas se ponen un poquito inquietas, pero eso es lo que sucede con la ley que la gobernadora puso”, indicó.

Señaló que las bodas se han pospuesto entre agosto a octubre, por lo que espera que para entonces ya se hayan flexibilizado las normas para que se permita que “las novias vengan a pasar un día maravilloso aquí mostrándoles los trajes y midiéndoselos para que ellas puedan tomar una decisión”.

Dijo que una vez los vestidos sean utilizados por una clienta, serían sometidos a un proceso de desinfección.

Primera Hora visitó dos lavanderías de la avenida Boulevard, pero los empleados declinaron ser entrevistados. Aún así, replicaron que la llegada de clientes no fue la esperada.

El ‘car wash’, que también tenían autorización para operar, no tenía clientes.

Llenos los salones de belleza

Los que no enfrentaron complicaciones fueron los dueños de los salones de bellezas. Los estacionamientos se veían llenos.

The Color Bar Salón en la avenida Boulevard.
The Color Bar Salón en la avenida Boulevard. (Ramon "Tonito" Zayas / Staff)

En The Color Lab Salon no fue la excepción. Allí, los tres estilistas estaban ocupados con las citas previas que habían programado.

Para entrar al salón, hasta los zapatos se tienen que desinfectar la clientela y le toman la temperatura. Mientras, el personal intentaba acostumbrarse a trabajar no solo con la mascarilla puesta, sino con una cubierta plástica para el rostro. La clientela, por su parte, no expresó malestar con tener que usar mascarilla, pues estaban felices de arreglarse y pintar sus cabellos.

Mientras aplicaba un tratamiento para rizos a la carolinense Tania Cruz, la estilista Mariela Candelario afirmó que espera que esta temporada sea como “navidades en verano”.

“Tenemos la agenda llena, pero el protocolo nos exige un cliente por hora o cada dos horas”, comentó.

Cruz, por su parte, señaló que rápido se estableció la fecha de apertura de los salones de belleza, llamó para hacer cita, porque necesitaba darse “amor y cariño”.

“Estaba loca por venir a que me trataran. Llevo muchos años viniendo aquí. Yo sé que ellos son personas muy responsables. No tengo nada que temer. Ellos son personas muy responsables. No hay nada que temer”, expuso, cuando se le preguntó si temía contagiarse con coronavirus.

Leilani Caldero, de San Juan, también acudió al salón de belleza a pintarse el pelo de negro.

“Tenía ya las canas que necesitaban retoques. Estaba ansiosa por venir, pero quería seguir los protocolos que siguiera el gobierno. Pues, vine el día de hoy y me sentí super segura”, explicó, al destacar que necesitaba acudir a un salón de belleza “para darme ánimo a mí misma”.

Estos negocios mencionados tienen autorización para operar de lunes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., según expone la nueva orden ejecutiva impuesta por la cuarentena del coronavirus.