WOODBINE, Georgia. Un expolicía blanco de Georgia que mató a tiros a un hombre negro desarmado que intentaba huir fue absuelto el sábado de homicidio voluntario y homicidio involuntario.

Sin embargo, el jurado determinó que Zechariah Presley es culpable de violar su juramento al cargo por haber disparado en 2018 contra Tony Green, de 33 años, en el condado costero de Camden, cerca de la demarcación entre Georgia y Florida.

Se dispuso la prisión para Presley, mientras se le dicta sentencia, lo que está previsto para el 18 de octubre. Podría ser condenado a entre uno y cinco años de prisión.

Presley se mantuvo sentado en silencio en la mesa asignada a la defensa. Los parientes de Green se limpiaron las lágrimas tras la lectura del veredicto.

El pastor Mack De'Von Knight, a cuya iglesia asistía Green, condenó esas exoneraciones afuera de la corte y afirmó que las pruebas fueron “claras como el agua”.

“Él admitió haber matado a Tony Green a sangre fría”, declaró Knight. “Para mí, se trata de una época de cacería contra hombres negros jóvenes y nos están matando a tiros en las calles sin repercusiones, sin consecuencias para agentes como éstos”.

Aunque la cámara corporal que llevaba Presley grabó el incidente fatal con Green, la oscuridad y algo que obstruía el lente de la cámara empañó los disparos y el momento que llevó a esa situación. Debido a esas circunstancias, el jurado sopesó el testimonio de Presley sobre lo que había sucedido, con los recuentos en ocasiones contradictorios de fiscales e investigadores.

Presley declaró que seguía al vehículo de Green la noche del 20 de junio de 2018 porque creía que Green conducía con una licencia suspendida. El video de la cámara de la patrulla mostró cuando Green desvía su vehículo del camino, abre la puerta y echa a correr. Green regresó brevemente a su vehículo para recoger un objeto indistinguible y vuelve a huir.

Presley persiguió luego a pie a Green por una calle oscura. Se produce un breve forcejeo que no logra verse en el video. Las imágenes logan registrar el chirrido del arma de electrochoques de Presley, seguido de ocho disparos de arma de fuego.