Un hombre de Georgia que fue convicto por echar agua hirviendo a una pareja del mismo sexo le dijo a uno de ellos, "Fuera de mi casa con toda esa homosexualidad", testificó una víctima, pero aun así no se le pudo presentar cargos por crímenes de odio porque el estado no tiene tales leyes.

La víctima, Anthony Gooden, dijo en una entrevista reciente que todavía no puede usar su brazo izquierdo, que terminó bastante quemado en el ataque del 2016, y usa un soporte. No puede trabajar ni atarse los zapatos. Martin Blackwell fue sentenciado a 40 años en prisión por el delito grave.

"Cuarenta años no es suficiente para alguien que hizo que a otro la piel le cambie de color y se pele", dijo Fani Willis, fiscal en el caso dijo que hubiera considerado presentar cargos por delitos de odio si existieran. "A esos chicos los quemaron debido a su sexualidad. Tenemos que reconocer que fue una razón de odio".

Georgia es uno de solo cuatro estados - junto con Carolina del Sur, Wyoming y Arkansas - sin leyes oficiales de crímenes de odio. En el 2004 la Corte Suprema de Georgia anuló una ley al respecto y propuestas para alinear a Georgia con las leyes federales no fueron aprobadas en las dos últimas sesiones legislativas.

Quienes abogan por leyes de crímenes de odio, incluyendo fiscales de distrito, dicen que es importante establecer estas leyes para enviar un mensaje de validación a las víctimas y de intolerancia a los perpetradores. El caso de Gooden es un solo ejemplo en que los fiscales hubieran considerado usar una ley de crimen de odio.

A fines del 2016, un autoproclamado miembro de la Hermandad Aria estaba en el asiento de pasajeros de una camioneta cuando disparó contra el conductor negro de un carro y luego le gritó epítetos raciales enfrente de policías. En el 2015, una pareja interrumpió una fiesta de cumpleaños de un niño afroestadounidense al presentarse armados, con banderas confederadas y proferir insultos raciales y amenazas. Ese mismo año, un ex capitán de bomberos apuntó una pistola a una pareja afroestadounidense mientras les gritaba insultos raciales afuera de un Applebee's.

Esos casos resultaron en largas sentencias de prisión, pero leyes de odio hubieran extendido las sentencias.

La última propuesta de ley en Georgia hubiera aumentado las penas para los convictos de atacar a víctimas en base a su raza, color de piel, religión, nacionalidad, orientación sexual, género, y discapacidad física o mental. Cualquiera crimen de odio vinculado a un delito menor hubiera resultado en un año más de prisión; un delito de odio relacionado a un crimen hubiera significado al menos dos años más de cárcel.