Los gobernadores de 23 estados y de Puerto Rico expresaron hoy su oposición al relajamiento por parte del presidente Donald Trump de las normas para combatir la contaminación causada por los vehículos.

 En una declaración conjunta el grupo, encabezado por el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, abogó por "un enfoque de sentido común" en la aplicación de las normas sobre emisiones contaminantes y en la búsqueda de mejoras en la eficiencia del uso de combustibles.

 La lista de firmantes incluye a los gobernadores de Wisconsin, Carolina del Norte y Pensilvania, estados que fueron clave para la victoria electoral de Trump en 2016.

 "Estos no son estados que hayan sido agresivos en la regulación de la contaminación del aire, o que sean propensos a imponer regulaciones", comentó en declaraciones a la prensa Mary Nichols, directora de la Junta de Recursos del Aire de California.

 En agosto del año pasado, el gobierno de Trump limitó los requisitos de eficiencia en el uso de combustible a 37 millas por galón (9,78 kilómetros por litro) después de 2020, en lugar de incrementar las exigencias cada año.

 Asimismo, el gobierno federal propuso despojar a California de su autoridad para regular las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos, algo que el estado ha hecho en coordinación con las agencias regulatorias federales durante varios años.

 Durante décadas, el Congreso de EEUU ha otorgado a California autoridad para el establecimiento de sus propias normas sobre el rendimiento de combustibles como instrumento para contrarrestar la contaminación del aire en sus ciudades.

 Aproximadamente una docena de otros estados aplican los requisitos de California sobre eficiencia en el uso de combustible.

 En su declaración, los gobernadores se hicieron eco de las preocupaciones expresadas en junio por un grupo de 17 fabricantes de vehículos que instaron a Trump a que reanudara las conversaciones con California en procura de un compromiso.

 La Administración Trump ha rechazado esa solicitud, y su política sigue siendo el congelamiento de las normas más estrictas aprobadas por el anterior presidente, Barack Obama, cuya lucha contra el cambio climático fue clave en su política de gobierno.

 El actual gobierno ha argumentado que los consumidores de Estados Unidos siguen demandando vehículos más grandes y que usan más combustible, y que la exigencia de vehículos con motores más eficientes subiría los costos.

 "No aceptaremos compromisos en nuestra responsabilidad de proteger la salud de nuestras comunidades, nuestro clima y los ahorros que los consumidores han de obtener en su uso de gasolina", señalaron los gobernadores en su comunicado.

 "Seguiremos gestionando acciones concretas adicionales en cumplimiento de este deber y en la defensa contra cualquier amenaza", añadieron.