Los fabricantes de alimentos y restaurantes están tomando al toro por los cuernos en materia de bienestar animal, en un aspecto que suele enfurecer a los activistas aunque los consumidores lo desconocen en gran medida: la dolorosa extirpación del tejido córneo de los terneros para que los empleados no sufran cornadas.

Es una operación de rutina que consiste en extirpar el tejido córneo antes de que quede sujeto al cráneo, sea quemándolo con calor o productos químicos o mediante instrumentos filosos. Los veterinarios recomiendan usar analgésicos, pero apenas el 10% de los terneros los reciben, según el criador de vacas lecheras Mark Rodgers.

Ciertas vacas portan un rasgo genético dominante que las hace nacer sin cuernos. Las investigaciones revelan que es más barato criar vacas sin cuernos que descornarlas, pero los expertos dicen que la industria lechera ha descuidado ese proceso al concentrarse en el aumento de la productividad.

Sin embargo, el cambio puede estar más próximo de lo que se pensaba, ya que algunas de las empresas productoras de alimentos más grandes de Estados Unidos, como General Mills, Nestle y Dunkin' Brands, les piden que incorporen animales descornados en sus manadas.

La industria cárnica ya utiliza en gran medida animales descornados. Menos del 1% de las manadas lecheras llevan el gen descornado, pero el número de animales descornados registrados en los programas de crianza se ha decuplicado en los últimos tres años, dijo Rogers.

"Es un problema de bienestar animal, pero también de administración. Es un ahorro de trabajo. Cualquier trabajador de un establecimiento lechero dirá que la tarea más desagradable es descornar terneros, dijo Rogers, miembro de un grupo internacional de 46 criadores de animales descornados, con socios en Australia, Canadá, Inglaterra y Alemania.

Chris Galen, un vocero de la Federación Nacional de Productores de Leche, dijo que para el sector la extirpación del tejido córneo a muy temprana edad es una operación sin riesgos, "mínimamente perturbadora e incómoda".

Una investigación realizada por la Universidad Purdue por cuenta del Departamento de Agricultura revela que es más caro extirpar los cuernos que usar la genética. Galen sostuvo que es un tema que "merece estudio", pero añadió que "por ahora es un acervo genético muy limitado en las razas lecheras y eso no cambiará por muchos años".