Una vez que el cielo se despejó y el nivel del agua bajó, los residentes de las islas Outer Banks, en Carolina del Norte, comenzaron a evaluar los daños provocados por el huracán Dorian.

Steve Harris ha vivido en la isla de Ocracoke durante la mayor parte de los últimos 19 años, superó ocho huracanes, pero dijo que nunca vio uno que causara tanta devastación en su comunidad, una zona muy popular entre los turistas por sus playas vírgenes a las que solo se puede llegar en barco.

"Pensamos que esto iba a ser un golpe normal, pero los daños van a ser graves esta vez. Esta es una inundación de proporciones bíblicas”, manifestó ayer Harris, un contratista semiretirado.

El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, dijo que alrededor de 800 personas se quedaron en la isla a esperar a Dorian.

El meteoro tocó tierra el viernes por la mañana en Outer Banks debilitado, pero, aun siendo categoría 1, provocó marejadas ciclónicas que inundaron las primeras plantas de muchas viviendas. "Hay una significativa preocupación por los cientos de personas atrapadas en la isla de Ocracoke", señaló Cooper.

El gobernador dijo anoche que las autoridades no estaban al tanto de heridos de gravedad en la cadena de islas. Los residentes que necesitaban alojamiento temporal estaban siendo trasladados a un albergue en el territorio continental, agregó.

Mientras, Dorian sigue generando vientos con fuerza de tormenta tropical en el sureste de Massachusetts en su avance hacia el este de Canadá.

Esta madrugada, el vórtice de la tormenta estaba a unos 233 kilómetros (145 millas) al sureste de Nantucket, Massachusetts, y a alrededor de 660 kilómetros (410 millas) al suroeste de Halifax, en Nueva Escocia.

Dorian avanza en dirección noreste con cerca de 40 kilómetros por hora (25 mph) y se espera que mañana gane velocidad.