Va a llegar el día en que encontrar un horno que simplemente cocina sus platos preferidos va a resultar tan difícil como dar con un televisor en el que solo hay que cambiar de canal.

La tecnología conectada a la internet está en todos lados: automóviles, refrigeradoras, termostatos, juguetes y todo lo que hay en su casa. Los últimos productos, incluido un horno que se coordina con sus recetas y un inodoro que se activa con un comando hablado, son exhibidos esta semana en una feria electrónica en Las Vegas.

Y con cada aparato adicional que llega a su casa, las empresas pueden reunir más detalles de su vida diaria, que pueden ser usados para que otros productos se enfoquen en usted de una forma mucho más precisa que si la única fuente de datos es su teléfono multiusos.

“Es una vigilancia descentralizada”, dijo Jeff Chester, director ejecutivo del Centro para la Democracia Digital, organismo de Washington que promueve la privacidad digital. “Vivimos en un mundo en el que estamos atados a un servicio online que furtivamente recaba información sobre nosotros”.

Los consumidores, no obstante, parecen felices con todos estos productos. La firma de investigaciones IDC calcula que en el 2022 se venderán 1,300 millones de estos aparatos en todo el mundo, dos veces lo que se vendió en el 2018.

Las empresas dicen que dan a estos aparatos esas funciones no para husmear en la vida de los demás sino por conveniencia, aunque Amazon, Google y otras firmas pueden usar la información que reúnen para ofrecer servicios y publicidad hechos a la medida de una persona.

Whirpool, por ejemplo, está ensayando un horno con una puerta con imágenes. El cocinero podrá ver lo que hay adentro, pero el vidrio puede mostrar el sitio ideal para colocar el pavo.

El horno puede a su vez sincronizarse con su calendario digital y recomendar recetas dependiendo del tiempo que tiene para cocinar. Puede ayudar a coordinar varias recetas, de modo que no cocine de más los acompañantes si se enfoca demasiado en el plato principal. Una cámara adentro del horno permite ver de cerca si el queso de la lasaña se ha dorado lo suficiente sin necesidad de abrir la puerta del horno.

En cuanto al inodoro, el Numi de Kohler responderá a comandos hablados para subir o bajar la tapa, o para vaciar el inodoro. Y lo puede hacer desde una aplicación también. La firma dice que el objetivo es ofrecer opciones que no impliquen el uso de las manos en un entorno muy personal. El inodoro se calienta y puede ofrecer música y noticias a través de parlantes.

Kohler tiene además una bañadera que ajusta la temperatura del agua según sus preferencias y una canilla de cocina que suelta la cantidad justa de agua para su receta.

El consumidor no pide estas funciones, pero las empresas “tratan de ser innovadoras y ofrecer cosas que los clientas ni saben que necesitan”, según dice el portavoz de Samsung Louis Masses.

Whirpool dice que el simple hecho de observar cuántas veces una persona abre el horno para ver cómo va la comida, y deja escapar el calor, suministra datos útiles.

Samsung tiene varios productos que responden a comandos hablados, incluido un refrigerador que tiene una aplicación que permite ver lo que hay adentro mientras uno está en el supermercado. Y este año está ofreciendo máquinas de lavar ropa que alertan al televisor cuando la ropa está lista.

Otras funciones que ofrecen los aparatos conectados a la web:

— una caña de pescar que permite armar un mapa online de los sitios donde atrapó más peces

— un cepillo de dientes que recomienda dónde cepillar más

— un spray aromático que permite controlar cómo huele su casa desde una aplicación de su teléfono.

Ya hay en el mercado productos como cámaras de seguridad, cerraduras y termostatos conectados a la internet. Estos últimos permiten ajustar la temperatura de la casa automáticamente desde cualquier sitio.

Chester sostuvo que el consumidor a menudo se siente impulsado a comprar estos aparatos porque el vecino ya los tiene y no quiere ser menos. Los electrónicos “son una droga poderosa que ayuda a la gente a olvidarse del hecho de que los están espiando”.

Los aparatos que responden a comandos hablados no transmiten información alguna a los servidores de las firmas hasta que alguien usa palabras como “Alexa” o “OK Google”. Pero a veces captan mal conversaciones inocuas que consideran comandos legítimos y pueden divulgar conversaciones privadas.

Incluso cuando funcionan bien, los comandos pueden ser almacenados indefinidamente y las empresas pueden usar la información para ofrecer experiencias, y avisos, a la medida. Las conversaciones, por otro lado, pueden ser grabadas y captadas por un hacker o surgir de la nada en juicios o investigaciones.

Saber lo que cocina uno o lo que tiene en la nevera puede parecer inocuo. Pero si las aseguradoras obtienen esa información, pueden cobrar más porque uno tiene una dieta poco saludable, por ejemplo, según Paul Stephens, de la Privacy Rights Clearinghouse de San Diego. También se puede descifrar el origen étnico de una persona a partir de lo que consume.

Los fabricantes destacan las cosas positivas, como el hecho de que la cantidad de agua usada en una canilla permite a una aplicación de Kohler ofrecer información útil acerca de cómo se consume el agua en una casa.

El consumidor puede desactivar estas funcionas o simplemente no comprar estos productos.

"Soy un firme creyente en la noción de que cuanto más sencillo, mejor. Si no necesita estos aparatos llenos de funciones nuevas, no los compre”, dijo Stephens. “¿Necesitas realmente una nevera que lleva la cuenta de todo lo que tienes y te avisa si te estás quedando sin leche?”.