Sin embargo, al Dr. Edwin Cordero, presidente de Sherman College of Chiropractic, se le puede ver conversando amigablemente con cualquiera de las personas que pueblan la universidad, y tanto profesores como estudiantes relatan anécdotas del trato familiar que reciben de él. 

Asimismo, destacan una y otra vez la positiva impresión que reciben del Dr. Cordero y del programa académico que dirige.

“Para mí es un orgullo enorme, porque de las 18 escuelas (de quiropráctica) que hay en los Estados Unidos, y hay como 15 en Europa y Asia, yo soy el único presidente de una escuela de quiropráctica en el mundo entero que es de Puerto Rico”, dice con evidente emoción. 

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“Y obviamente, pues, me da mucho orgullo decir eso, porque yo creo que nuestra Isla -y obviamente Latinoamérica en general- no existe mucho la quiropráctica y queremos producir quiroprácticos hispanos, latinos, que vayan a salir a su mercado y ayudar a que podamos producir quiroprácticos capacitados y que pueden llevar el mensaje de la quiropráctica”.

Cordero relata que entró en el mundo de la quiropráctica luego de que un doctor hiciera un ajuste a su hijo que asegura cambió la vida de toda la familia, ya que acabó con el asma crónica y la hiperactividad que estuvo padeciendo el menor.

El director comenzó en la universidad en 2013. Para entonces, era el único hispano en la institución. Ahora superan el centenar en Sherman College, que ofrece un programa de doctorado que toma unos tres años y medio. 

“Esta universidad lleva 45 años produciendo doctores en quiropráctica que salen al mundo a llevar el mensaje de la quiropráctica, de la filosofía, de la ciencia, del arte, y educando a la gente que su cuerpo tiene una capacidad innata de sanar”, añade el presidente de Sherman College. 

Cuando les habla a los posibles nuevos estudiantes, recalca que la quiropráctica “no es solo un trabajo, sino algo que cambia la vida de la gente”, y advierte que no importa cuán exitosos han sido antes en sus estudios, “esto es un doctorado bien difícil”. 

Suma colegas

Su mensaje de que más allá del dinero que se puede ganar ejerciendo la profesión, la quiropráctica “es acerca de cambiar la vida de otra gente” parece haber logrado eco en más de un colega, como es el caso del Dr. Edgardo Rivera, natural de Juana Díaz y residente de Gurabo, quien actualmente dirige el Laboratorio de Anatomía del Sherman College, una de las joyas de la universidad en la que los estudiantes pueden aprender con cadáveres reales. 

Rivera cuenta que conoció a Cordero en una cena en la que era el orador, y desde ese momento quedó encantado por su exposición.

“Es un ser extraordinario, un puertorriqueño que uno puede estar bien orgulloso de él”, indica. 

Luego de varias conversaciones y una visita a Sherman College, “le compré su sueño y lo hice parte mío. Me identifiqué con él. Hice un arreglo y me vine para acá”. Desde entonces, se ha convertido no solo en profesor, sino también en una especie de padrino de los estudiantes. 

“Vine a poner a funcionar ese laboratorio de manera bien profesional. Y, segundo, tenemos muchos puertorriqueños que hay que darle un trato especial, porque están con rezago o tienen situaciones que hay que ayudarlos a echar para adelante. Y me he envuelto en eso, en identificar quiénes necesitan ayuda para poder canalizar las necesidades de los estudiantes y hacer lo que podamos para que realicen su sueño y se gradúen. Yo no puedo estudiar por ellos, pero los puedo ayudar. Lo hago con todos, pero con los puertorriqueños más, porque sé que están lejos de su tierra y pasamos dificultades tanto culturales y de idioma. Pero si uno los trata poco a poco, y los va a ayudando a encontrarse, ellos son exitosos. Y si son exitosos ellos, lo soy yo también”, dice Rivera con un tono de satisfacción. 

Asegura que puede decir “con mucho orgullo” que muchos graduados puertorriqueños reciben excelentes ofertas de trabajo, incluso antes de concluir sus estudios. Resalta “el ambiente familiar” de la universidad, donde “uno se sabe los nombres de todos los muchachos, y ellos te conocen todos a ti”. Y para que no haya dudas de cuán preparado salen los estudiantes, el doctor asegura que “yo me pongo en las manos de ellos, y me ajusto semanalmente”. 

El respaldo de profesionales no se limita a la universidad. Para la inauguración del nuevo Centro Estudiantil Gelardi, llegó como invitado el Dr. Héctor L. Morales Quiñones, dentista de Ponce, que conoció a Cordero mientras buscaba universidades para sus hijas. 

La relación creció y Morales se convirtió incluso en mediador para la relación de trabajo que Sherman College ha establecido con la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce, desde donde han enviado ya unos 25 estudiantes. 

“Simplemente, he sido un enlace entre Sherman y la Católica, para el acuerdo académico que tienen. Aquí estoy en mi primera visita, dándole ‘support’ al Dr. Cordero en Carolina del Sur. Ha venido aquí a plantar bandera”, comenta Morales, cuyas hijas a fin de cuentas no eligieron la quiropráctica sino otras especialidades médicas. 

El dentista resalta que lo que está ocurriendo en Sherman “es en beneficio para la Isla. Cuando educas a los jóvenes, es un servicio a tu país. Y quizás no vuelvan todos, pero muchos sí volverán. Es una oportunidad”.