El presidente Donald Trump echó un vistazo a vuelo de pájaro el lunes a las comunidades en Florida que quedaron en ruinas tras el paso del huracán Michael, con casas sin techos, una torre de agua derrumbada y camiones de 18 llantas esparcidos en un estacionamiento durante un paseo en helicóptero de casi una hora sobre partes del Panhandle de Florida. 

Cuando su helicóptero despegó de la base aérea Valparaíso, Trump vio árboles derrumbados y casas con toldos azules cubriendo techos dañados. Sin embargo, la gravedad del daño empeoró mucho conforme Trump se acercaba a Mexico Beach, un pueblo de unos 1.000 habitantes que prácticamente desapareció del mapa tras recibir un golpe directo del huracán y sus vientos de 250 kph (155 mph) la semana pasada. 

Muchas de las casas en Mexico Beach no tenían techo. En algunos casos, sólo quedaron en pie los cimientos. La torre de agua estaba acostada y los camiones esparcidos por el estacionamiento como juguetes. 

Trump también vio la base de la fuerza aérea Tyndall, que quedó muy dañada por la tormenta. 

Al final del paseo, Trump aterrizó en un aeropuerto cerca de Panama City, en donde postes de luz se inclinaban hacia el piso, pedazos de techos de metal estaban esparcidos entre la hierba y los pinos fueron arrancados o se partieron a la mitad. Durante el traslado por tierra hacia Panama City, el presidente vio casas aplastadas por árboles, vallas publicitarias dobladas y un parque de casas rodantes devastado. 

El gobernador de Florida, Rick Scott, recibió a Trump al llegar a la base de la fuerza aérea Eglin y Trump de inmediato lo felicitó por una “increíble” respuesta a la tormenta. 

“El trabajo que han hecho en Florida ha sido increíble”, dijo Trump a la prensa. Con Scott a su lado, Trump le dijo: “Es un gran gobernador”.