El presidente Joe Biden conmemorará el martes el centenario de la masacre de Tulsa, donde cientos de personas de raza negra fueron asesinadas por una turba blanca que redujo a cenizas un sector de esa ciudad de Oklahoma.

El mandatario estadounidense se trasladará a esa ciudad para rendir tributo a las víctimas de esa tragedia, uno de los episodios de violencia racial más tenebrosos —y hasta hace poco prácticamente olvidados— de la historia nacional.

La visita de Biden ocurre en momentos en que el país se encuentra sumido en un examen de conciencia sobre su historia de racismo.

Biden será el primer presidente en conmemorar la destrucción del distrito Greenwood de Tulsa, un barrio negro tan próspero que algunos lo llamaban “Black Wall Street”. Entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921, una turba blanca saqueó e incendió el distrito mientras aviones lanzaban proyectiles sobre el terreno.

El mandatario se reunirá en privado con sobrevivientes de la matanza. Se estima que unas 300 personas fueron masacradas y miles de sobrevivientes fueron trasladados a la fuerza a campamentos vigilados por la Guardia Nacional. Hoy en día prácticamente lo único que queda son ladrillos chamuscados y parte del sótano de una iglesia, de un sector que abarcaba unas 30 cuadras.

El debate nacional en torno al racismo sigue siendo una prueba para Biden, cuya presidencia hubiera sido imposible sin el apoyo abrumador de la comunidad negra, tanto en las primarias demócratas como en la elección general.