Washington. El exdirector del FBI James Comey testificará el 30 de septiembre ante la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, un mes antes de las elecciones, luego de que los republicanos han intentado acusarlo de que él y la agencia a su cargo se confabularon contra Donald Trump en 2016.

Comey, a quien Trump despidió en mayo de 2017, será uno de los principales testigos en la investigación del presidente de esa comisión, Lindsey Graham, en torno al origen de la pesquisa del Departamento de Justicia sobre Rusia. Trump ha intentado desacreditar desde hace tiempo esa investigación —que concluyó en 2018 con un informe del fiscal especial Robert Mueller— llamándola una “farsa”. Graham dijo que también había invitado a Mueller a que testificara, pero el exfiscal declinó.

Mueller halló en su investigación múltiples comunicaciones entre el equipo de campaña y Rusia, pero señaló que no había suficientes pruebas para determinar que hubo una asociación delictuosa entre ambas partes. En el informe también se examinaron varias ocasiones en las que Trump intentó obstruir la investigación, pero señaló que no podía llegar a una conclusión acerca de si el mandatario obstaculizó la justicia.

Los republicanos han puesto su atención en un informe del inspector general del Departamento de Justicia el año pasado que encontró múltiples errores y omisiones en las solicitudes que el FBI presentó para vigilar a un excolaborador de campaña de Trump cuando la pesquisa comenzaba. Los republicanos, y Trump mismo, han dicho repetidas veces creer que el departamento estuvo conspirando contra el mandatario antes y después de las elecciones.

Los demócratas han argumentado que los errores en la vigilancia no invalidan la investigación sobre Rusia, porque el informe interno del Departamento de Justicia decía que el FBI actuó justificadamente al iniciar la pesquisa, y no encontró pruebas de que esa agencia actuó con parcialidad política. Los demócratas también arremetieron contra la investigación de Graham, al igual que contra una pesquisa separada de la Comisión de Seguridad Nacional y Asuntos de Gobierno del Senado, controlada por los republicanos, describiéndolas como un intento para darle impulso a Trump en un año electoral.

Informes separados del inspector general relacionados con el liderazgo de Comey en la investigación sobre Trump y Rusia y la pesquisa sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton identificaron errores de juicio importantes, pero no indicaron tener pruebas de que Comey haya actuado con parcialidad política.