La más pequeña tenía 6 años, la mayor 89. Una familia perdió siete miembros. Empiezan a surgir detalles de las 23 víctimas fatales de los tornados que arrasaron el sur de Estados Unidos, cuando el forense divulgó sus identidades.

“Recordemos a estas familias en nuestras oraciones”, dijo Bill Harris, el forense del condado Lee. “Es una situación trágica”.

Entretanto, se anunció que el presidente Donald Trump visitará Alabama para inspeccionar los daños.

"Es una situación trágica, pero hay muy buen trabajo que se está haciendo”, dijo el mandatario en la Casa Blanca.

Continuaba la búsqueda de víctimas en la comunidad rural de Beauregard en Alabama, donde unidades de rescate usaban máquinas para levantar los escombros. El jefe policial Jay Jones dijo que la lista de desaparecidos había disminuido: en vez de decenas, eran solo siete u ocho.

“Seguimos con la búsqueda, estamos hurgando entre las pilas de escombros, a ver si hay alguna persona o algún animal”, dijo el jefe de bomberos de la comunidad de Opelika, Byron Prather. "No hemos perdido las esperanzas”.

Murieron cuatro menores. Sus edades eran de 6, 8, 9 y 10 años.

Entre los fallecidos estaba también David Wayne Dean, de 53 años, cuyo cuerpo fue hallado en el jardín de un vecino luego que el tornado destrozó su casa móvil la tarde del domingo.

“Nuestro hijo lo encontró”, dijo entre sollozos la viuda, Carol Dean. "Él ya había muerto para cuando lo alcanzamos. Mi vida ha acabado. Él era mi razón de vivir, mi razón de levantarme todos los días”.

Una vez pasado el tornado, la mujer salió de su trabajo en Walmart y saltó el cerco policial para llegar a donde estaba su marido. Llegó a su casa, convertida en ruinas, y recogió posesiones valiosas, como su vestido de boda, o una tarjeta para el Día de Padre que le había escrito a su esposo.

El tornado era de categoría EF4 con vientos de 170 millas por hora y cavó un surco de 1.4 kilómetros (casi una milla) de ancho en Alabama que se extendió por 43 kilómetros (27 millas), según el Servicio Nacional de Meteorología. Resultaron heridas 90 personas.

En los alrededores de Beauregard, un poblado rural de unos 10,000 habitantes cerca de la frontera con Georgia, varias casas móviles habían sido arrancadas de sus cimientos, empujadas por los aires y destrozadas. Por doquier, desparramados en el suelo, había juguetes, ropa, trozos de paredes y de metal.

Los equipos de rescate usaban perros adiestrados y drones sensibles al calor, para tratar de encontrar más víctimas.

Fue el tornado más mortífero en azotar a Estados Unidos desde mayo del 2013, cuando murieron 24 personas en Moore, Oklahoma.

Las autoridades confirmaron el martes que por lo menos 18 tornados afectaron a Alabama, Florida, Georgia y Carolina del Sur.